Hoy hablamos del paleolítico inferior. Para introducir este periodo de la prehistoria es necesario explicar el cómo y el porqué se produjeron las glaciaciones, los fenómenos geológicos que caracterizaron el Pleistoceno.
Después, a petición de un oyente, nos meteremos a fondo con el proceso de hominización. La hominización será el inicio del camino que nos llevó, de ser unos simples monos, a convertirnos en seres humanos.
Y, por fin, llega el apartado en el que aparecen las especies del género Homo que vivieron durante el Paleolítico inferior. Estas especies fueron los Homo rudolfensis, habilis, ergaster, georgicus, erectus, floresiensis, luzonensis y antecessor.
Abrochaos los cinturones que el viaje está a punto de comenzar.
Índice de contenido
- 1 Causas del cambio climático
- 2 Pruebas del cambio climático
- 3 Las glaciaciones
- 4 Hominización y humanización
- 5 Herramientas del paleolítico
- 6 Paleolítico inferior
- 7 Homínidos prehistóricos
- 8 Resumen de los homínidos del paleolítico inferior
- 9 Bibliografía y epílogo
Causas del cambio climático
La primera causa del cambio climático que afectó al planeta durante la prehistoria, hay que buscarla en la alteración del sistema mundial del corrientes marinas.
Esta primera alteración la conté en el episodio 3 de la primera temporada, cuando hablamos del clima de la Tierra el Plioceno, hace 5,3 Ma.
¿Qué son las corrientes marinas?
En el episodio cuento en qué consisten las corrientes marinas y cómo funciona el sistema mundial de corrientes. Si queréis profundizar más podéis consultar el artículo de la wikipedia dedicado a la circulación termohalina.
La densidad del agua depende de la temperatura. Y sobre esta propiedad se construye el concepto de corriente marina. El sistema de corrientes que se establece en el mar funciona como un aire acondicionado gigante que bombea calor de unas zonas a otras del planeta.
Es así como influyen las corrientes marinas en el clima, transportando calor a las zonas frías y enfriando los trópicos. Es así como la corriente cálida del Golfo influye en el cambio climático.
Mapa de las corrientes marinas
Mapa de la Corriente del Golfo procedente del «Atlas of World Maps», United States Army Service Forces Manual M-101 (1943). [Public domain], via Wikimedia Commons.
La Corriente del Golfo impulsa el agua cálida de las latitudes ecuatoriales y la lleva hacia latitudes cercanas al Polo Norte, recorriendo a su paso la costa norteamericana y del norte de Europa.
De este modo, las regiones frías son atemperadas por el agua templada que recorre el océano. Y en el otro lado del circuito, en las costas africanas y caribeñas, el agua fresca modera las temperaturas tropicales.
La influencia de la Corriente del Golfo en el cambio climático
¿Qué ocurre cuando una masa de aire frío se encuentra con aire cálido saturado de vapor de agua? Pues que llueve. Y cuanto más vapor de agua haya en la atmósfera, y más diferencia de temperatura tengan las masas de aire, más violentas serán las tormentas. Así funciona el fenómeno de la Gota fría.
Y algo parecido es lo que ocurrió durante miles de años en las costas bañadas por la Corriente del Golfo. Lluvia y más lluvia al final de la estación cálida. El resultado es que las tierras continentales de Norteamérica y de Europa del Norte comenzaron a acumular agua dulce.
Ya dije en el Episodio 3 que, durante el Plioceno, el clima no era estable, habían estaciones. Durante el otoño, la Corriente del Golfo traía la lluvia. En el invierno el agua dulce se congelaba sobre la superficie continental. Y en la primavera, el hielo derretido alimentaba los ríos y lagos que fluían hacia el mar a lo largo del verano.
Sabemos que en invierno se forman glaciares y que en verano se derriten. Pero ¿qué pasaría si hubiera un verano fresquito, uno en el que no hiciese suficiente calor como para derretir los glaciares?
Pues que ese glaciar superviviente del verano, pudiera servir quizás como semilla para que el invierno siguiente el hielo se expandiese más. Y como el verano tampoco podría acabar con él, el invierno siguiente sería mayor todavía.
Y así, sin darnos cuenta, acabamos de descubrir el porqué crecen los glaciares. En realidad, también hemos descubierto el porqué desaparecen. Desaparecen porque los veranos son tan intensos que derriten más hielo del que se forma en invierno.
¿Por qué existen las estaciones?
Si queremos saber el porqué, de repente, la Tierra se llenó de hielo, o dicho de forma más precisa, porqué empezaron las glaciaciones, deberemos estudiar cómo se mueve la Tierra por el espacio.
Movimientos de la Tierra por el espacio:
- Rotación. La Tierra gira sobre sí misma cada 24 horas, esa es la causa del día y la noche.
- Traslación. Nuestro planeta se mueve alrededor del sol siguiendo una órbita con forma de elipse, y que tarda un año en completar ese ciclo. Pero la excentricidad de esa elipse cambia con el tiempo.
- Precesión.
- Nutación. Nutare, en latín, significa cabecear u oscilar. La nutación se produce a causa de la atracción gravitatoria de la Luna.
- Precesión absidal.
- Precesión planetaria, oblicuidad o inclinación orbital. Este movimiento tiene que ver con que el movimiento de la Tierra y de los planetas alrededor del Sol no tienen lugar en el mismo plano.
La mejor forma de visualizar el movimiento de precesión es con una peonza. La peonza no gira recta, perfectamente vertical sobre la punta del clavo, sino que su parte superior se mueve dibujando círculos con suavidad.
La elipse de excentricidad variable que es la trayectoria de la Tierra alrededor del Sol, con el Astro Rey colocado en uno de los focos, genera el movimiento de precesión absidal. Esta animación explica cómo funciona.
Movimiento de precesión absidal de nuestro planeta. Obra propia de WillowW [CC BY 3.0]
, via Wikimedia Commons.
La inclinación del eje de la Tierra es la causa de que hayan estaciones en nuestro Planeta ya que, en ciertos momentos del año, el Polo Norte quede más cerca del Astro Rey. En cambio, en el Polo Sur ocurrirá lo contrario, este hemisferio quedará más resguardado del Sol por esa misma inclinación del eje. Como consecuencia, el hemisferio sur de la Tierra recibirá menos luz solar durante el verano.
Las estaciones del año son consecuencia de la inclinación del eje de giro de nuestro planeta. Obra original de Horst Frank y Gothicka. Obra derivada de El duende alegre [CC-SA BY 3.0]
, via Wikimedia Commons.
Para tener una idea de cómo de intenso será el clima de un lugar, tan sólo necesitamos saber cuál será su latitud. Es decir, lo cercana que está una región al Polo del planeta.
Si la latitud es cero grados estaremos en el ecuador, por lo que la insolación será máxima y no tendremos invierno. Tan solo estación seca y estación húmeda. En cambio, a latitud 90 grados, estaremos en el Polo del planeta y la insolación será mínima. Así, el clima será de un frío extremo porque la noche tendrá seis meses de duración.
En ejemplo que cito dentro del episodio hago referencia a La tortulia, el mejor podcast de drama humano hilarante que hay en el mundo.
Teoría de las variaciones orbitales
En el fondo, este efecto se produce porque cambia la insolación recibida en ciertos lugares del planeta. Es decir, que la cantidad de energía -o luz solar- que llega a la superficie del planeta depende de la distancia al sol y de la cantidad de atmósfera que deben atravesar los rayos solares.
Como consecuencia, aunque nuestra latitud (entendida como distancia al Polo terrestre) no cambie, el propio movimiento de la Tierra alejará estas regiones del Sol, haciendo que la luz y el calor que les llegue sea menor debido al aumento de la distancia que deben recorrer y a la cantidad de atmósfera que deben atravesar.
Como resumen, se puede decir la cantidad de insolación que recibe un lugar concreto se puede correlacionar con los movimientos de la Tierra por el espacio. Y, como estos movimientos son periódicos, la cantidad de luz y calor que recibe una localización geográfica concreta también tendrá un carácter cíclico.
Estos asuntos fueron discutidos por Milutin Milankovic, un ingeniero, matemático y astrónomo nacido en Belgrado en 1879 cuando propuso su Teoría de las variaciones orbitales.
Variación de la insolación de nuestro planeta en función de varios parámetros orbitales. Obra propia de Incredio [CC BY 3.0]
, via Wikimedia Commons.
Milankovic propuso que el parámetro que controlaba la insolación terrestre de las regiones altas de América del Norte y de Europa del Norte era la oblicuidad de la órbita terrestre. Y que este parámetro tenía un ciclo bastante complejo de insolación ascendente y descendente, pero que se repetía cada 41.000 años aproximadamente.
Pruebas del cambio climático
Desde 1940 muchos científicos han estado trabajando en el tema de los cambios climáticos en la Tierra. Y, efectivamente, como no podía ser de otro modo, algunas de las mejores pruebas de la existencia de ciclos en el clima se pueden encontrar en el hielo antártico.
Hielo fósil
Estudiando las propiedades del hielo fósil extraído de ciertos lugares del Polo sur, se pueden apreciar variaciones en la intensidad de la luz que el continente helado recibió del sol en épocas remotas.
Uno de esos lugares es el Lago Vostok, que es famoso por tres cosas: la primera es que se trata de uno de los lugares más fríos del planeta Tierra, ya que aquí se han registrado temperaturas del orden de 90 grados bajo cero; la segunda es que su ubicación coincide con el Polo Sur magnético de nuestro planeta y la tercera es que se trata del lago más anarquista que existe.
Localización del lago Vostok en la Antártida. Obra de la NASA, Muriel Gottrop y Ningyou [Public domain], via Wikimedia Commons.
Kropotkin y la geografía
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, tras abandonar el ejército, Piotr Kropotkin participó en una expedición científica a Siberia para estudiar la geografía de esta, tan aislada región.
Fotografía de Piotr Kropotkin posando con uniforme tomada en 1861. [Public domain], via Wikimedia Commons.
El joven Kropotkin propuso una teoría peculiar sobre la formación de los glaciares. Poco más o menos decía que, debido al peso del hielo, en la base de un glaciar, la presión podía ser tan grande que el agua por debajo de cero grados podía estar todavía en forma líquida.
Así en las regiones heladas, bajo el peso de inmensos glaciares, quizás existieran lagos subterráneos. Quién sabe, incluso ríos también subterráneos que formasen sistemas freáticos de aguas debajo de los hielos perpetuos.
¿Y dónde están los glaciares más grandes del planeta? ¿Dónde hace suficiente frío como para mantener este hielo vivo a través de los eones?… Pues en el Polo sur, por supuesto.
En 1956, la Academia de Ciencias de la Unión Soviética envió al Polo Sur una primera expedición que construyó una base permanente: la base Mirni. Un año después, en 1957, una segunda expedición partiría hacia el polo sur magnético y construiría una segunda base: la Vostok
Pues bien, fue en esta localización, en la Base Vostok de la Antártida, donde se descubrió el lago subterráneo cuya existencia había teorizado cien años antes Kropotkin.
Vostok es una palabra rusa que significa “oriental”, por lo que el nombre de la base se puede traducir como la Base del Este o la Base Oriental.
En la Base Vostok fue donde se perforó el casquete polar antártico, extrayendo muestras de hielo fósil en las que se pudo detectar el cambio en las temperaturas del planeta a lo largo de cientos de miles de años. Con esos datos se pudo comprobar que la Teoría de las variaciones de orbitales de Milankovic no andaba demasiado desencaminada.
Depósitos sedimentarios marinos
Además, años después, alrededor de 1970, se buscó confirmación en otra fuente distinta del hielo polar. Se trataba de analizar una cosa que se llama depósitos sedimentarios marinos en busca de foraminíferos bentónicos, unos bichos aburridos conocidos popularmente como “arena viviente”.
Foraminíferos bentónicos. [Public domain], via Wikimedia Commons.
En pocas palabras, estudiaron barro del fondo del oceáno a mucha profundidad. Una profundidad tal que no había visto la luz del Sol en millones de años. Y los datos extraídos apoyaban las conclusiones iniciales de Milankovic: la cantidad de luz solar que llega a ciertas latitudes de la Tierra, o sea la insolación que reciben el norte de Europa, Asia y el continente norteamericano, varía con el tiempo siguiendo unos ciclos cosmológicos a largo plazo.
Las glaciaciones
En los episodios anteriores, siempre había un evento o un algo que determinaba cómo sería el clima del planeta y sus ecosistemas. Pero la característica que domina el periodo geológico del Cuaternario, que coincide con el inicio de la prehistoria humana, no es un evento identificable en concreto.
Desde luego, no se trata del fin de una glaciación y el inicio de un periodo interglaciar. La cosa será mucho más compleja ya que, el elemento que caracterizará los ecosistemas, será el cambio climático asociado a las glaciaciones. No el hecho de que haga más o menos frío, sino el cambio en sí mismo. En realidad, la frecuencia con la que ocurrirán las glaciaciones.
Causas de las glaciaciones
Hace 15 millones de años, más o menos, a mediados del Mioceno, la Antártida -el Polo Sur- comenzó a cubrirse de hielo. Esto tuvo como consecuencia que la temperatura media en el planeta fuese disminuyendo poco a poco. Probablemente también influyó que la atmósfera estuviese relativamente libre de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero.
Estos eventos los narré en el episodio 2 de la primera temporada, cuando hablé de la corriente circumpolar y del evento azolla.
A esta tendencia del planeta hacia el enfriamiento se debe añadir el efecto de los ciclos orbitales. La insolación en los polos, o sea la luz y el calor que el planeta recibe del sol, va oscilando entre unos valores máximos y mínimos de forma que cada 41.000 años más o menos, el ciclo comienza de nuevo.
El resultado que muestra el hielo fósil es que, durante mucho tiempo, las oscilaciones de la temperatura en el planeta, año a año, se mantenían entre unos máximos y unos mínimos. En otras palabras, unos años hacía más frío, otros más calor, unos años se extendían los glaciares, otros se retiraban, pero en promedio cada muchísimos miles de años, en el fondo, todo seguía más o menos igual.
Hace 5,3 millones de años, dio comienzo el Plioceno y se empezó a formar el Istmo de Panamá. La Corriente del Golfo trajo más lluvias al continente norteamericano y a Europa del norte. Esa agua se congelaba en invierno y se descongelaba en verano, todo normal.
El problema vino cuando, de repente, entramos en una de esas fases frías de los ciclos orbitales. Ahora, los veranos no serán capaces de descongelar los glaciares del hemisferio norte.
Año a año, el hielo fue ganando terreno. Lo que se perdía en verano, era recuperado con creces en la estación fría. De este modo, la abundancia de agua dulce en los continentes junto con la entrada en la fase fría del ciclo orbital dieron lugar al crecimiento desmesurado de los glaciares continentales.
Y esto, ¿en qué afectó al planeta? Pues como todos los sistemas complejos, un pequeño cambio resultó muy significativo en el largo plazo. Al haber hielo de origen glaciar bordeando el Océano ártico alrededor del Polo Norte, y al continuar el planeta su tendencia al enfriamiento, comenzó a formarse una capa de hielo sobre el mar. Y tanto hielo que se estaba formando en el planeta reforzó la tendencia hacia la disminución de la temperatura media.
Al final resultó que, más hielo en forma de glaciares implicaba que había menos agua en la atmósfera, luego el clima se volvía cada vez más seco. Esta combinación: la entrada en una fase de insolación descendente en el ciclo orbital, junto con la mayor sequedad de la atmósfera, dio lugar a un fenómeno o nuevo.
El hecho de que la temperatura media suba o baje un grado, parece que es poca cosa. Total, un grado arriba o abajo en el aire acondicionado no se nota mucho. Pero cuando hablamos del clima, la estabilidad en las temperaturas medias tienen el efecto de reducir las oscilaciones. Es decir, que la diferencia entre temperaturas máximas y mínimas se hace más pequeña.
Y al contrario. Cuando cambian las temperaturas medias, las oscilaciones se vuelven más violentas: las temperaturas máximas suben, y las temperaturas mínimas bajan. Es aquí donde ponemos el foco: en la violencia de las oscilaciones.
Un buen día, la tendencia a largo plazo de bajada de la temperatura media, lenta y suave, se acopló con la fase fría, de poca insolación, del ciclo orbital. La combinación de ambas fuerzas hizo disminuir cada vez más el promedio de temperatura del planeta y como consecuencia aumentó la volatilidad de la temperatura. Cuando hacía frío, el clima era mucho más frío, y cuando hacía calor, el clima era mucho más cálido.
Glaciaciones e interglaciaciones
En plan resumen del resumen, una glaciación se produce cuando, en las latitudes altas del hemisferio norte, se recibe cada vez menos luz del Sol debido a la fase del ciclo orbital. Entonces, el clima se enfría y el hielo cubre la Tierra.
Introduzcamos ahora ciertos matices. En las latitudes altas, las cercanas a los polos, los glaciares se extienden. Pero en las latitudes bajas, las cercanas al ecuador, sigue haciendo calor, como siempre.
La diferencia es que este calor es cada vez más seco porque llueve menos, lo que es lógico ya que el agua está congelada en los glaciares del hemisferio norte.
Esta imagen es importante. Cuando crecen los glaciares, en África, Asia y América el clima tropical se vuelve más seco. O sea que frío en los polos implica sequedad en los trópicos.
Pero qué pasa cuando la fase del ciclo orbital hace que aumente la temperatura media del planeta. Pues justo lo contrario. Veranos más calientes e inviernos menos fríos implican que habrá más deshielo y más agua libre en la atmósfera. O sea, más precipitaciones en los trópicos.
En latitudes altas, las cercanas a los polos, los glaciares se retiran. En las latitudes bajas, las cercanas al ecuador, habrán temperaturas más altas y, sobre todo, más precipitaciones en forma de agua. O sea, que en los trópicos, la estación seca será poco seca, y la lluviosa tendrá unas precipitaciones realmente abundantes.
Esta es otra de las claves. Asociad la idea de que en el extremo frío del ciclo orbital, la glaciación implicará sequedad en el ecuador. Pero ¿qué ocurrirá con la fase cálida del ciclo? Pues lo contrario de una glaciación: la pluviación.
La fase cálida del ciclo se denominará periodo interglacial, interglaciación o desglaciación.
Glaciaciones y desglaciaciones
Cuando el ciclo orbital determine que se inicia una glaciación, la sequedad del clima hará que desaparezcan grandes áreas de bosque tropical, que las praderas y bosques de coníferas se desplacen hacia los trópicos, y que la tundra y el paisaje helado se expandan por los polos.
Mapa que muestra la máxima extensión de la cubierta de hielo durante los máximos glaciares. Encyclopaedia Britannica 11th Edition, Volume 12, page 57 (Ed. 1911) [Public domain], via Wikimedia Commons.
Entonces, fruto de una extraña combinación de parámetros cósmicos, el ciclo de orbital cambia hacia una fase de subida de temperatura media.
Estas fases de temperaturas medias altas se llaman periodos interglaciares, y su característica principal es que introducen mayor humedad en los circuitos climáticos. Por ello, las desglaciaciones se denominan también pluviaciones.
Las lluvias tropicales vuelven a regar los bosques, la selva se extiende y recupera el terreno perdido, las praderas y los bosques de coníferas suben hacia los polos y, la tundra ve reducido su espacio.
Esta es la imagen que debemos visualizar: el planeta, en su devenir por el espacio va alternando entre periodos glaciares, en los que el hielo crece y disminuye la selva tropical, con periodos interglaciares o pluviaciones, donde la selva recupera los hábitats perdidos.
Pero ojo, esto es muy importante, según nos acerquemos al final del Plioceno, las Glaciaciones son cada vez más frías y las Pluviaciones cada vez más lluviosas.
Ese es el escenario que vivieron los homíninos durante, pongamos, 3 millones de años. Un buen día, la selva en la que vivían se secaba y no quedaba más remedio que buscarse la vida en otro sitio para poder comer. Ya no habían árboles, ya no había fruta. Tocaba emigrar.
En los periodos de pluviación o interglaciares, la selva tropical se extendía y, junto con ella, los animales se expandían desde África hacia Europa y Asia. En cambio, en los periodos de glaciación, los bosques tropicales desaparecían y grandes poblaciones quedaban aisladas de sus territorios de origen, donde la selva tropical permanecía todavía.
Entonces, al finalizar el periodo geológico del Plioceno y dar comienzo el Pleistoceno, y con él, el periodo Cuaternario -hace unos 2,6 millones de años-, entonces las variaciones de los ciclos orbitales sufrieron una nueva sacudida.
En ese momento, se inició un superciclo de descenso de la temperatura en el que la insolación recibida por el planeta se repetía cada 41.000 años. A lo largo de 1,6 millones de años, la temperatura media del planeta descendió hasta 4ºC. Ya os podéis imaginar que las oscilaciones en el clima se volvieron mucho violentas.
Pero eso no fue lo peor… Hace un millón de años, las variciones orbitales dieron una nueva vuelta de tuerca a las condiciones medioambientales. El hielo del Polo Sur nos cuenta la historia de que, hace precisamente un millón de años, se inició otro superciclo de descenso de la temperatura media, en el que las oscilaciones amenazaban con salirse de las gráficas. Tanto era así que las diferencias entre las temperaturas medias de las fases frías y cálidas eran de hasta 8ºC.
Huellas de las glaciaciones
¿Y de toda esta historia cósmica ha quedado alguna huella más que en el hielo antártico? Pues sí. El famoso lago anarquista no es el único sitio en el que estos violentos cambios climáticos dejaron evidencias para los científicos.
La escuela clásica de geología nos cuenta que, en los últimos 800.000 años, han habido hasta 80 ciclos de glaciaciones de mayor o menor intensidad. Y de entre ellas, identifican seis glaciaciones principales que dejaron su rastro en la cuenca del río Danubio, en Europa.
Fue aquí donde los geólogos asociaron cada una de estas seis glaciaciones con el nombre de un río afluente del Danubio. Así surgieron las conocidas Edades del Hielo con nombre alemán: Günz, Mindel, Riss, Würm y otros.
En Estados Unidos de Norteamérica, en cambio, estos mismos periodos de glaciaciones reciben nombres de estados, así nuestra glaciación Würm coincide con la llamada Wisconsin norteamericana.
Todo ello, por supuesto, afectó a los seres vivos que habitaban el planeta -simples animales y plantas- sin que éstos se diesen ni cuenta.
Consecuencias de las glaciaciones
Las consecuencias para las especies de animales y plantas que habitaron el Plioceno las traté en el episodio dedicado a hominoides y homínidos.
Si recordáis en los episodios anteriores comenté que cada vez que el clima cambia en el planeta, es como si la evolución tirase los dados de nuevo y todas las especies volviesen a la casilla de salida del juego de la adaptación a las nuevas condiciones. Y en este juego, la naturaleza no tiene piedad con los perdedores.
El caso es que, por todo lo explicado antes, el juego entró en otra dimensión. Hasta ahora las grandes extinciones de animales se habían producido con cada cambio de era geológica. Es decir, que se producían espaciados por millones de años.
Pero en el Plioceno tardío empezaron a producirse glaciaciones periódicas, cada vez más frecuentes. Eso, en términos geológicos, supuso una gran aceleración del juego de la evolución.
Ahora viajemos a las regiones tropicales africanas, donde aparecieron los primeros homíninos. Como dije antes, si en las latitudes cercanas a los polos se produjeron glaciaciones, estos animalitos africanos que caminaban a dos patas sufrieron lo que sería, digamos, el reverso tenebroso de la glaciación: la pluviación.
Cuando en las zonas polares se iniciaba una glaciación, y el hielo comenzaba su avance inexorable, en las zonas tropicales la selva se retraía debido a la mayor sequedad del clima. Y a la inversa, en los periodos interglaciares, cuando los casquetes polares retrocedían, el agua liberada volvía a los ecosistemas en forma de agua de lluvia. Esto permitía que la selva tropical recobrase el terreno perdido, la sabana se volvía más verde y los desiertos menguaban.
Biomas de nuestro planeta durante el Plioceno. Obra de Giorgiogp2 [CC BY-SA 3.0]
, via Wikimedia Commons.
Bueno, pues en ese ir y venir del hielo y de la selva, el nivel del mar también subía y bajaba. Cuando el hielo crecía, el nivel del mar disminuía dejando al descubierto posibles pasos entre masas de tierra antes aisladas.
Así, empujados por el clima cambiante, ciertas especies podían migrar de unas tierras a otras. Y cuando cambian las tornas, el nivel del mar subía otra vez, volviendo a aislar esas regiones.
Por tanto, esto es muy importante, las condiciones que predominaban en África cuando apareció el género Homo no eran la sequedad, la aridez o, yo que sé, el hielo en las montañas. Lo que predominaba era el cambio climático.
Aquí se aprecian las ventajas de disponer de un cerebro inteligente capaz de adaptarse con rapidez sin necesidad de modificar el ADN De las especies. En este sentido, unos animales dotados también de la capacidad de articular un lenguaje, dispondrán de más y mejores mecanismos de aprendizaje social. Es decir, el hecho de tener lo que se llama “cultura” no es sino otra ventaja evolutiva. También la bipedestación puede meterse aquí, en el apartado de ventajas. Y qué decir de una dentadura capaz de tener una alimentación omnívora.
Vaya…, el caso es que ahora estoy viendo a los homíninos no como una especie desvalida, sino como unos animales muy adaptados a lo que les tocó vivir: el cambio climático.
Hominización y humanización
Da la impresión que existe una clara distinción evolutiva entre las familias de chimpancés, gorilas y humanos, y que existe una sola característica que los separó claramente allá por el inicio del Paleolítico inferior.
Pero la realidad no es así. Lo primero es que no existe tal clara diferenciación, y lo segundo es que la diferenciación se produjo como resultado de un proceso lento que no se inició en el paleolítico inferior, sino mucho antes.
No nos queda más remedio que echar la vista atrás de nuevo y volver a al momento en el que aparecen los primeros homíninos.
Así que todavía no entraremos en la prehistoria humana sino que volveremos al Mioceno, a algún momento hace entre 7 y 14 Ma, en el que trataremos de responder a la pregunta de ¿Cuál fue el motor que empujó a los primates a convertirse en homininos? ¿Por qué se produjeron esas adaptaciones en un contexto de selva tropical donde no eran del todo necesarias?
Para ponernos en contexto, volvamos al episodio 3 de la primera temporada, al apartado de Primeros homínidos bípedos. Volvamos en concreto al momento de la separación entre los orangutanes y los grandes simios, que se produjo hacia finales del Mioceno.
Fue en ese momento cuando el tronco de los homínidos se dividió en oreopitecinos y driopitecinos. Una rama de la familia, la oreopitecina, se adaptó completamente a la vida en los árboles del bosque tropical. Sus herederos son los modernos orangutanes del género Pongo. La otra rama, la driopitecina, comenzó a pasar más tiempo en el suelo en busca de alimentos. De la rama driopitecina, hace 8 Ma, hacia finales del Mioceno, es de la que surgirían los homininos.
Este apartado está basado en información tomada del artículo sobre las teorías de la aparición de los hominini del blog “Paleoantropología hoy”.
Modelo lineal
La primera explicación del porqué surgieron los hominini la proporcionó el mismísimo Charles Darwin. Tal teoría dio lugar a lo que se conoció como el modelo bipedación-sabana-hominización. Este modelo fue adaptándose poco a poco a los nuevos descubrimientos paleontológicos que se produjeron a partir de los años 50. De ahí evolucionará a lo que se conoció como Modelo lineal.
En cualquier caso, comencemos por la secuencia que propuso el gran naturalista del siglo XIX. Para Darwin, los acontecimientos se produjeron en este orden:
- Primero se produjo en grandes áreas del continente africano la sustitución de grandes áreas de selva por sabana, un medio mucho más exigente para la búsqueda de alimentos que las ramas de los árboles. Algunas especies de primates se adaptaron bajando de los árboles y pasando más tiempo en tierra buscando alimentos.
- La adopción de un modo de desplazamiento bípedo permitió liberar las manos durante más tiempo, lo que permitió la fabricación de herramientas. Esto en el fondo mejoraría la capacidad de recolección y el acceso a otro tipo de alimentos, el tuétano de los huesos, por ejemplo. Las armas, en particular, fueron un tipo de herramientas que hicieron innecesarias sus equivalentes naturales como los colmillos largos. Por ello, por la falta de uso, fueron desapareciendo gradualmente de la descendencia.
- La mayor eficiencia lograda en la recolección de alimentos se invirtió en el crecimiento del cerebro, lo que posibilitó la aparición del lenguaje y, en última instancia, de la cultura. En especial, esta última fue un fenómeno que basó en la retroalimentación entre lenguaje, cerebro y manos.
No hace falta decir que esta primera teoría gozó de una popularidad incuestionada desde tiempos de John Lubbock, en la Inglaterra victoriana.
La primera modificación importante al modelo de Darwin se produjo en 1925, con el hallazgo del Niño de Taung, que narramos en el episodio 3, el dedicado a los hominoides y homínidos.
Así que el Niño de Taung inauguró una linea de pensamiento que dividía a los primitivos homíninos en dos grupos: los robustos y los gráciles o esbeltos.
Los australopitecinos robustos serían los antepasados de los gorilas. Llevarían una dieta principalmente vegetariana y pasarían la mayor parte del tiempo en el suelo, lo que los empujaría a tener intestinos largos y a crecer de tamaño.
Los esbeltos, en cambio, tendrían una dieta omnívora. O sea, que sobre una base vegetariana incorporarían la carne de forma ocasional, al principio como carroñeros y después como cazadores.
De este modo, la ventaja competitiva del Australopithecus africanus no estaría en los colmillos o en la fuerza bruta, sino en el empleo de armas como fémures, cuernos de animales o al lanzamiento de palos y piedras.
A medida que el clima se iba enfriando y desecando, la sabana acrecía en extensión. Así las áreas abiertas de vegetación baja ofrecieron mejores oportunidades a las especies esbeltas. De este modo se fueron convirtiendo en animales cada vez más carnívoros.
Hacia finales de los años 50 se puso el foco en este factor de la esbeltización como el decisivo en el proceso de hominización.
De este modo, en el contexto del modelo lineal, se propuso que la secuencia era:
- Primero, la adopción de la bipedestación de forma que sólo habían especies de australopitecinos robustos que se alimentaban de plantas y raíces. Estas especies se habían adaptado a la sabana como hábitat principal.
- Después, poco poco, conforme fue aumentando el consumo de carne, la dieta se volvió más omnívora, lo que permitió el crecimiento del cerebro. Este fue el motor que permitió la aparición de formas de australopitecinos esbeltos.
La pena es que, hacia finales de la década de 1960, se descubrieron nuevos fósiles que demostraban que las formas esbeltas o gráciles eran anteriores a las robustas.
No quedó mas remedio que abandonar el modelo de la esbeltización, basado en el aumento del consumo de carne, como motor del proceso de hominización y volver al modelo lineal. En favor de la teoría de la esbeltización, se puede decir que, al menos, se reconoció la importancia de la caza y del consumo de carne en el desarrollo del cerebro.
Fue, precisamente, el cambio de foco hacia la caza el que hizo evolucionar este modelo lineal. El autor de tal refinamiento del modelo de Darwin no fue otro sino Raymond Dart, el descubridor del Niño de Taung.
Raymond Dart, anatomista y paleoantropólogo fotografiado en 1968. Fuente: Archivos de la Institución Smithsoniana , via Wikimedia Commons.
Raymond Dart propuso que la tendencia hacia la caza, empujó a la especie hacia el desarrollo de más y mejores herramientas. También, fruto de la necesidad de coordinar partidas de caza grandes, empezaron a surgir formas de comunicación más elaboradas, lo que hizo incrementar la complejidad de los cerebros.
Esto, en realidad, es bastante razonable. Nuestros ancestros no eran otra cosa más que unos monos mal dotados de armas naturales, ya que su dentadura no era apta para cortar y desgarrar la carne de sus presas. La única alternativa que tenían era el empleo de las manos, lo que aceleraría el desarrollo del cerebro, del lenguaje y de la cultura.
Así, según la evolución del modelo lineal de Dart, el motor que impulsó el proceso de hominización fue la combinación entre el bipedismo y la aparición de la cultura, causados a su vez por la adaptación a la sabana y la necesidad de una mayor eficiencia en la caza.
Ahora un pequeño inciso, si os acordáis del episodio 4, allí hablamos de animales no humanos que poseían cultura. Lo llamamos culturas animales.
Pues bien, según este modelo de Dart, la primera cultura que aparecería entre los homíninos sería la de la utilización de los huesos de sus propias víctimas. Esta cultura recibió el nombre de osteodontoquerática. Sin embargo, hoy en día, no cuenta con demasiados defensores.
Lo verdaderamente relevante de este modelo lineal, tanto de la versión de Darwin como de la de Dart, es que es que proporciona una explicación coherente del proceso de hominización. Y este proceso está integrado por varios aspectos que interaccionan ente sí. Vaya, se produce entre ellos una retroalimentación: el bipedismo favorece un mayor consumo de carne, que favorece el lenguaje, lo que mejora la caza, que a su vez incrementa el consumo de carne…. Y así hasta nuestros días.
Hacia finales de la década de 1960, el antropólogo Charles Loring Brace dio al modelo lineal su forma definitiva, incorporando algunas consideraciones de Darwin sobre la adaptación de nuestros antepasados a los cambios del entorno.
El señor Brace sugería que la evolución humana se producía en linea recta a través de cuatro estadios que atravesaron nuestros protagonistas, esos simpáticos monos africanos, hasta la aparición del ser humano. Es por ello que su modelo se denominó lineal.
Así, el modelo lineal partía de unos australopitecinos que evolucionarían hacia especies del género de Pitecanthropus, después estas especies cambiarían al género Homo arcaico, los Neanderthales entre ellos, y por fin aparecerían los modernos seres humanos Homo sapiens, todo ello siguiendo una evolución en linea recta.
En el contexto de esta teoría, cualquier especie que presentase el rasgo de la bipedestación quedaba automáticamente integrada en el modelo porque se suponía que este rasgo conducía al uso de herramientas que mejoraban la caza y el consumo de carne, y de ahí a la aparición del lenguaje.
El golpe definitivo que echó por tierra esta bella estructura edificada por Darwin, Dart y Brace se produjo hace poco, en 2011, en un yacimiento cercano a la aldea de Lomekwi, a orillas del Lago Turkana, en Kenia.
Resulta que, cerca de esa localidad, en un yacimiento al que llamaron con el original nombre de Lomekwi 3, se encontró una pieza clave en el puzzle del desarrollo humano. Fue aquí precisamente, en Lomekwi 3 donde aparecieron las herramientas de piedra más antiguas halladas hasta la fecha.
Pues bien, en Lomekwi 3 aparecieron unos veinte artefactos manufacturados en piedra -que incluían yunques, núcleos y lascas-, junto con numerosos instrumentos adicionales repartidos por el área. Los investigadores responsables de la excavación no dudan en la manufactura intencional de los mismos ya que, incluso, se ha logrado encontrar la correspondencia entre una lasca y su núcleo.
Para que calibremos la importancia del descubrimiento, en el podcast hemos dicho que el nacimiento de la humanidad se situó hace 2,6 Ma con la aparición del género homo. Pues bien, resulta que los los instrumentos de Lomekwi 3 tienen una antigüedad de 3,3 Ma. Es decir, son anteriores a los primeros fósiles del género Homo en al menos 700.000 años!
Las implicaciones de esto son brutales. Ya no podemos decir que el rasgo que caracteriza el ser humano es la utilización intencional de herramientas. Los desconocidos habitantes de Lomekwi 3, definitivamente, no eran humanos y sin embargo fabricaron útiles de piedra complejos.
El otro torpedo a la linea de flotación del modelo lineal lo constituyó el clima. Como he dicho antes, la separación entre las familias oreopitecinas y driopitecinas ocurrió en algún momento indeterminado del Mioceno. Los oreopitecinos evolucionarían hacia los orangutanes y los driopitecinos se convertirían en los homíninos.
Por tanto, estamos completamente seguros que, en el momento de la separación, que tuvo lugar hace más de 8 Ma, ambas familias se desenvolvían en un entorno de bosque tropical.
En este sentido, debemos tener en cuenta que el Gran Valle del Rift todavía no se había formado, y además, los ciclos de Milankovic no se habían manifestado con toda su plenitud, por lo que las variaciones estacionales del clima eran razonablemente suaves.
En esa época, el clima no era ni remotamente árido en la región. No podía haber sabana, sino una buena, densa y espesa jungla tropical. Ese, y no otro, fue el hábitat de los primeros homininos, y de ello quedan evidencias en los yacimientos que han aparecido hasta la fecha.
Pero claro, el motor del modelo lineal era que el cambio climático había obligado a los monos a bajar de los árboles. La sustitución de la jungla por la sabana era lo que había impulsado la bipedestación.
¡Pero esto es imposible! En el momento de la separación entre oreopitecinos y driopiecinos, el continente africano estaba cubierto de selva tropical. De esto no hay duda.
¡Sin sabana no había bipedestación, sin bipedestación no habían herramientas y, sin herramientas, no había caza, y sin caza no había cultura! Esta conclusión es la que hizo volar por el aire el Modelo lineal.
Modelo hilobatiano
¿Qué impulsó a los simios africanos a convertirse en seres humanos? Nos hemos quedado sin respuesta a esta pregunta. Pero no sufráis, que otra teoría del siglo XIX viene a tomar el relevo del modelo lineal.
¿De dónde viene el nombre de El modelo hilobatiano? Bueno, pues esta teoría se propuso también en el siglo XIX, y toma el nombre de esa familia de primates hominoideos que vimos en el episodio 3 de la primera temporada: la familia hilobátida, cuyos descendientes modernos son unos monos llamados gibones.
Los gibones son unos monos que están completamente adaptados a la vida en los árboles, y la forma de desplazarse que tienen es la braquiación. El modelo hilobatiano pone el foco, precisamente, en la braquiación.
Según el modelo hilobatiano, el eslabón perdido -esa especie mítica todavía no hallada que se encuentra a medio camino entre los simios hominoides y los homininos- era un mono antropomorfo adaptado a la vida en los árboles, que pasaba grandes periodos de tiempo colgado de los brazos.
Desde un punto de vista anatómico y evolutivo, la secuencia más razonable en los modos de desplazamiento de los primates es, precisamente, esa:
- La cuadrupedia típica de los mandriles, por ejemplo,
- Después vendría la braquiación inducida por la necesidad de adaptarse a un medio completamente arbóreo. Este sería el caso de los orangutanes. Pero ojo, la braquiación abre la posibilidad de desplazarse pequeñas distancias por el suelo con un tipo de movimiento ayudado de los puños llamado trepa terrestre o “fist walking” en inglés.
- La evolución de este tipo de movimiento será, como es lógico, el nudilleo típico de chimpancés y gorilas.
- Y por fin tendremos el bipedismo pleno de los seres humanos.
El sentido evolutivo de la trepa terrestre sería aumentar el rango de alimentos a disposición. Los homininos podrán tomar frutas tanto de los árboles como del suelo, reteniendo la capacidad trepadora a las ramas por si apareciese algún depredador inesperado.
Así pues, la secuencia de acontecimientos en el modelo hilobatiano sería:
- En un entorno de selva tropical, durante el Mioceno, se producen adaptaciones en los primates homínidos dirigidas hacia la braquiación. Hacia finales del periodo, hace unos 8 Ma, se produce la separación entre oreopitecinos y driopitecinos. Los primeros se especializarán en los entornos de jungla tropical, mientras que los segundos empezarán a pasar cada vez más tiempo en tierra.
- Según entramos en el Plioceno, los ciclos de Milankovic y las glaciaciones empiezan a desecar el clima, lo que irá deteriorando los hábitats de bosque tropical y provocando su sustitución progresiva por la sabana. Como consecuencia se producirá el aislamiento de las dos familias: la driopitecina, gracias al bipedismo, estará mejor preparada para la vida en el suelo, por ello podrá proliferar mejor en los hábitats más áridos.
- La adaptación a la sabana implicará cambios en la dieta que se manifestarán en dos aspectos: uno es la sustitución de la tierna fruta por raíces y vegetales más duros; y el otro es la tendencia hacia la caza y el consumo de carne. Ambos procesos se retroalimentarían con el uso de herramientas.
El punto fuerte de esta teoría es, precisamente, que la bipedestación plena es una forma de desplazamiento realmente eficiente. Mejor que la cuadrupedia y que otras formas de trepa terrestre.
La adopción paulatina de la bipedestación permitió a nuestros ancestros el desplazamiento a grandes distancias junto con el incremento de la capacidad de acarreo, lo que facilitaría la alimentación de las poblaciones de homininos.
En términos energéticos, la bipedestación sería la causa por la que los homininos pudieron liberar una energía que se pudo invertir en el desarrollo del cerebro, un órgano que por cierto es un gran consumidor de la misma.
Como ventajas del modelo hilobátido diría que es capaz de integrar la existencia de las especies de australopitecinos gráciles y robustos.
Las formas robustas, las precursoras de los gorilas, derivarían de la necesidad de especializar su dieta en el consumo de vegetales duros y raíces, lo que causaría su crecimiento en tamaño para alimentar el potente cerebro. En cambio las gráciles, debido al mayor consumo de carne, podrían acortar sus tractos digestivos disminuyendo la necesidad de crecer en tamaño al poder proporcionar más energía al cerebro derivada de comer más carne.
Ambas estrategias conducen al mismo fin, el mantenimiento del cerebro, ese órgano que nos facilita la adaptación a las circunstancias del medio cambiante y la interacción social con otros miembros de nuestra especie, aspectos ambos que son vitales para la supervivencia.
La comunidad científica piensa que el modelo hilobatiano no consigue justificar del todo el aumento de las capacidades intelectuales de los primates homininos gracias a la bipedestación. Sin embargo, en mi opinión, esta es una de las teorías teorías más sólidas que explican el proceso de hominización.
Como prueba, en el episodio entrevisto a un experto en el arte de recorrer rutas de larga distancia. Con su ayuda doy un ejemplo de cómo un ser humano plenamente bípedo puede ganar la partida de la supervivencia a un cuadrúpedo en un entorno de sabana, donde es necesario recorrer grandes distancia bajo un sol intenso para encontrar comida.
Este experto es Jorge Rodríguez-Flores (mi hermano, por cierto), que es el creador de Hikeorama.com. En esta página, Jorge nos abre una ventana al Thru-Hiking
¡Te recomiendo que no te pierdas la entrevista!
Entrevista a Hikeorama.com
En este apartado os dejo el enlace a las guías de viaje de Hikeorama.com, que dispone de las rutas:
- GR 20. Ruta que recorre la isla de Córcega.
- GR11. Ruta que atraviesa los grandes parques naturales de los Montes Pirineos por España, gFrancia y Andorra.
- HRP. La llamada Alta Ruta Pirenáica atraviesa de nuevo los Pirineos franceses y españoles, pero por los puntos más altos de la cordillera.
- Porta del Cel. Ruta circular de media distancia que pasa por el Parc Natural de l’Alt Pirineu y por el Parc Naturel Régional Pyrénées Ariégeoises.
- TMB. El Tour du Mont-Blanc es una ruta circular de media distancia que discurre por los Alpes, recorriendo Francia, Italia y Suiza.
Modelo del aislamiento geográfico – East Side Story
La primera alternativa al modelo hilobatiano que explica la aparición de los hominini fue East Side Story. El nombre científico de esta teoría es el Modelo del aislamiento geográfico.
La teoría se basa en que el eslabón perdido entre homínidos y hominini habitaba una región muy amplia del continente africano. Entonces, hace 8 Ma, cuando se produjo la creación del Gran Valle del Rift, el hundimiento de la parte occidental de esta formación geológica creó dos hábitats muy diferenciados.
En la región oeste, quedó un clima húmedo caracterizado por el bosque tropical. Allí surgieron los antepasados de los chimpancés y de los gorilas. En cambio, en la parte este del Gran Valle quedó un clima de sabana caracterizado por la aridez y por los árboles dispersos.
La población que quedará en la región este del Gran Valle se verá confinada a un hábitat de sabana y, tras un tiempo suficiente, se convertirá en una nueva familia de homínidos, los hominini.
El mecanismo del aislamiento, por cierto, se discutió en el episodio 4 de la temporada 1, cuando hablábamos de la evolución de las especies, y discutíamos el papel del efecto fundador y de los cuellos de botella evolutivos en el marco de la síntesis evolutiva moderna, la teoría genética hoy vigente sobre la evolución de las especies.
Así pues, se piensa que el aislamiento de una población de ese eslabón perdido fue el principal mecanismo evolutivo que dio lugar a las primeras especies de Hominini. De hecho, proponen que el momento de la separación se produjo hará unos 6,3 Ma.
En el momento en el que se produjo el aislamiento geográfico, cuando se formó el Gran Valle del Rift, una parte del oeste -que se corresponde con la actual Uganda- no era bosque tropical, sino más bien una llanura reseca: un sitio difícil para vivan chimpancés y gorilas.
Además, en 1995, apareció en el Chad, en medio del desierto, en el valle de Bahr el Ghazal, la mandíbula de un australopithecus que fue bautizado como, a ver si lo adivináis, Australopithecus bahrelghazali.
Pues bien, el director del equipo que descubrió el fósil, el paloantropólogo Michel Brunet, opinaba que los bosques secos y las sabanas que permitieron la proliferación de los primeros hominini, se extendían desde la costa atlántica hasta el Cabo de Buena esperanza en el sur del continente, atravesando lo que hoy es la región del Sahel.
El paleoantropólogo Michel Brunet. Obra de Ludovic Péron [CC BY-SA 3.0]
, via Wikimedia Commons.
El hallazgo de este homínino apunta a que se trató de una especie que ocupó rápidamente el continente africano y, si no han aparecido más fósiles en otros lugares, es por la difícil conservación de los restos. Recordemos que el suelo tropical es ácido, lo que impide la conservación de los restos orgánicos.
Ambas críticas no invalidan el modelo. Así que, de momento, tenemos dos teorías que explican la aparición de los hominini: el modelo hilobatiano e East Side Story. Y a continuación, os voy a proponer otra teoría que se mueve en una dirección diferente.
Modelo de la autodomesticación
Esta nueva teoría, que surgió en el siglo XX, propone como motor de la evolución de los hominini la división de roles entre machos y hembras.
El modelo de la autodomesticación descansa sobre un hecho cierto. Resulta que nuestros recién nacidos, vaya las crías humanas, requieren de más cuidados y durante más tiempo que la mayoría de nuestros parientes grandes simios más próximos. Bueno, pues a pesar de eso, nosotros nos reproducimos con mayor rapidez.
La primera pista para responder al enigma está en que, quizás, las madres humanas reciban más ayuda a la hora de cuidar y alimentar a sus crías que las hembras del resto de homíninos. Y aquí puede estar la clave de la cuestión, porque tanto en gorilas como en chimpancés, las madres llevan en exclusiva el peso de la crianza de lo bebés.
Precisamente por ello, los investigadores piensan que la implicación paterna en el cuidado de las crías surgió después de la separación de nuestro linaje con el de los chimpancés.
La verdad es que es una idea interesante. Parece que nuestro éxito adaptativo está en el tipo de división de funciones que realizan ambos sexos de la pareja. La hembra se dedicaría al cuidado directo de las crías, mientras que el macho tomaría el rol de proveedor de alimentos y defensa del territorio. Este sería el comienzo de un proceso de autodomesticación.
Los machos de bajo rango comenzarían a aprovisionar a las hembras que les mostraran mayor fidelidad. De este modo, ellas dejarían de elegir a los machos alfa como parejas reproductoras en favor de individuos que ocuparían puestos más bajos en la jerarquía social, pero que darían alimento y protección a sus crías.
Esto es lo que se llama autodomesticación: los machos proveen recursos y protección a las crías a cambio de la fidelidad de las hembras reproductoras. Y, por lo que vemos, se trata de una relación por interés mutuo que, en conjunto, resulta beneficiosa puesto que, dicen, redujo la mortalidad femenina.
La autodomesticación, en realidad, promovería la formación de vínculos estables entre individuos. Y, así es como se inventaría una construcción social novedosa entre los homíninos: la familia monógama.
Con el tiempo, la institución social de la pareja monógama tendería a disminuir la competencia entre los machos adultos por el acceso a las hembras reproductoras, lo que a la postre incentivaría una menor agresividad y la disminución en el tamaño de los dientes caninos.
Otras adaptaciones de los hominini, que se verían favorecidas por la monogamia, serían la pérdida del vello facial y el desarrollo de rasgos sexuales visibles: mamas y penes llamativos.
En el modelo de la autodomesticación, el papel del bipedismo es muy importante, no tanto porque libere las manos para fabricar herramientas, sino porque contribuya al sustento de la familia gracias a la mayor capacidad de acarreo de alimentos.
Y será la ampliación de la capacidad de sustento la que permitirá acortar el periodo de nacimiento de los bebés ya que posibilitará la crianza simultánea de varios hijos.
Según los proponentes de este modelo de autodomesticación, tanto el Ardipithecus ramidus como el Australopithecus afarensis ya serían especies monógamas.
Y bueno, el argumento definitivo que aportan los valedores de esta teoría se dio en 2018. Al parecer se realizaron análisis de la presencia de neurotransmisores en diversas especies de primates modernos y se encontró lo siguiente:
- Que, en general, los homíninos tenemos más serotonina y dopamina que el resto de especies. La serotonina y la dopamina son neurotransmisores que juegan un papel regulador de los estados de ánimo, el placer y el aprendizaje. Y eso justifica que hayamos aprendido a utilizar mejor las herramientas y el leguaje.
- Y que, en particular, los humanos tenemos menos acetilcolina que chimpancés y gorilas. La acetilcolina es otro neurotransmisor, pero este regula los comportamientos jerárquicos y territoriales. Esto explica que, al tener menos acetilcolina, los seres humanos podamos construir grupos sociales de mayor tamaño que los de los gorilas y chimpancés.
Los expertos apuntan también que la combinación de estos factores promoviesen las conductas cooperativas sobre las competitivas en la especie humana, lo que reforzó el proceso de adopción de la monogamia y la autodomesticación. Todos estos factores se retroalimentarían para facilitar la adquisición del lenguaje. Así, los especímenes más sensibles a las señales sociales contarían con una ventaja competitiva más que facilitaría su capacidad reproductiva.
Hay, sin embargo, críticas a esta teoría de la autodomesticación. Los restos arqueológicos que disponemos son, tan solo, restos de huesos fosilizados. No se puede deducir la organización de la familia basándose tan sólo en evidencias tan endebles.
Además, la familia monógama no es el único tipo de organización social que encajaría en el esquema que propone el modelo. Por ejemplo, si nuestros ancestros hubieran optado por un tipo de cría comunal, los hijos hubieran disfrutado de la misma protección sin necesitar la familia monógama, puesto que hubieran recibido ayuda de muchas personas diferentes de los padres.
Por otra parte, nosotros mismos, los Homo sapiens modernos tampoco encajamos del todo, del todo, en el modelo de familia monógama, a veces, en las mismas familias numerosas, son los hijos mayores los que se ocupan de los menores, en lugar de los padres.
¿Qué teoría sobre el desarrollo de los hominini es la buena?
Según lo expuesto en este artículo del blog Paleoantropología hoy, debido a la posibilidad de intercambio genético entre especies entre otras cosas, el término especie no es más que una opción que se elige para estudiar los hechos. Se trata de optar por un punto de vista determinado entre dos tendencias:
- La agrupacionista, que considera que todos los homínidos pertenecen a sólo unas pocas especies diferenciadas -cuyos miembros pueden presentar una gran variabilidad intraespecie- y
- La diversificacionista, que trata de identificar el mayor número de especies posibles.
En este sentido, la infografía que preparé en el episodio 3, Hominoides y homininos, presenta la evolución de los primates -de los homínidos bípedos más bien- desde el lejano Mioceno hasta el Pleistoceno.
Por ello, la evolución del ser humano debe entenderse desde otro punto de vista: el de la evolución en mosaico.
Pensad en cómo eran las condiciones medioambientales que nuestros ancestros más lejanos debieron afrontar. Se trataba de un contexto definido por un clima cambiante y local, que se manifestaba de forma diferente en áreas geográficas distintas.
Además existía la posibilidad de intercambios genéticos entre especies diferentes. En este contexto, no tiene sentido plantear un camino evolutivo unidireccional -la especie A evoluciona a la B-. Tiene mucho más sentido plantearse un modelo de evolución distinto.
¿En qué consistiría este modelo distinto que he llamado evolución en mosáico? Sobre cada especie actuarían numerosas fuerzas de forma simultánea, dando como resultado una plétora de especies en las que se agrupan rasgos evolucionados junto con otros arcaicos.
Así, siguiendo el criterio agrupacionista, cada especie fósil que aparece en la infografía, será uno de los elementos del mosaico. Entonces, según presente rasgos evolucionados o arcaicos la colocaremos más hacia arriba o más hacia abajo; y según tenga más rasgos de gorila, homo o chimpancé, la colocaremos en cada una de las -digamos- lineas evolutivas.
Pero debemos tener en cuenta que, seguramente, falten elementos en el mosaico pertenecientes a especies todavía no halladas. O que alguna de las especies que identificamos como diferentes, en realidad, sean la misma. Simplemente, se trataría de fósiles de una sola especie que presenta mucha variabilidad entre sus individuos. Por ejemplo, si algún día aparece un fósil de un jugador de baloncesto de 2 m 13 cm, quizás algún antropólogo del futuro se cuestione si pertenece a la misma especie que otros fósiles de homo sapiens de 1m 60 cm de altura.
Y otra cosa que debemos de tener en cuenta es el intercambio reproductivo entre especies diferentes, que en el fondo es lo que hace que tenga sentido este modelo en mosaico.
Así, lo que he presentado aquí es un modelo de evolución humana en el que únicamente “somos el resultado del azar evolutivo sobre unos seres sometidos a grandes presiones para sobrevivir”. La frase no es mía, sino de Juan Manuel Fernández López, del blog “Paleoantropología Hoy”.
¿Qué características nos convierten en seres humanos?
Los primates poseen en unas características que los hacen especiales:
- En general, todos los primates viven confinados en áreas de selva tropical, con la notable excepción de los seres humanos. Nosotros no nos restringimos a este ecosistema concreto, hemos colonizado muchos más.
- Los primates poseen extremidades dotadas de cinco dedos móviles, que disponen de uñas para dar firmeza a la estructura. Y además, el dedo pulgar se coloca en oposición, lo que permite realizar la función de pinza para facilitar el agarre o la manipulación.
- Otra característica es que los primates tenemos los ojos situados al frente de la cara, no a los lados del cráneo. Esta disposición de los ojos permite lo que se llama visión estereoscópica, que significa que podemos formar imágenes tridimensionales a partir de dos imágenes planas. ¿Y esto qué importa? Pues es algo fundamental ya que, gracias a esta representación tridimensional del entorno, que genera nuestro cerebro, podemos estimar distancias, lo que nos convertirá en unos seres con mucha puntería, muy peligrosos cuando lanzan piedras, palos, jabalinas o excrementos (no necesariamente en ese orden).
- Y hablando del cerebro. Los primates tienen un volumen craneal grande, capaz de albergar cerebros también grandes.
- Ya en el plano social, todos los primates, nosotros incluidos, dispensamos cuidados maternales a nuestras crías durante mucho tiempo. Además, tenemos una madurez sexual tardía, que se compensa con una vida más larga. Pues todos estos factores, como veremos después, nos ayudarán a tener organizaciones sociales complejas.
Dentro de los primates, hay un grupo que está directamente emparentado con nosotros. Se trata de los grandes simios. Las diferencias entre los grandes simios y el resto de primates las traté en el episodio dos de la primera temporada, el de la evolución de los mamíferos y primates. No obstante, las resumo aquí:
- Primero está la pérdida de la cola. Los grandes simios no tienen cola, los primates sí.
- Otra característica anatómica es el pecho plano. El pecho plano, combinado con unos brazos largos y unas manos habilidosas serán requisitos fundamentales para otra característica que resultará decisiva: la braquiación.
- En la parte reproductiva, los grandes simios se diferencian de los primates en que normalmente dan a luz una sola cría por vez, y que los partos se espacian bastante en el tiempo. Esto se debe a que las crías necesitan de muchos cuidados, durante un largo periodo de tiempo llamado infancia.
- Y aquí nos ha aparecido otra diferencia importante entre los grandes simios y el resto de primates: los cuidados maternos prolongados. Precisamente, el alargamiento del vínculo entre las madres y las crías durante la infancia permite la creación de fuertes lazos de dependencia entre madres e hijos. Esta característica reforzará notablemente el aprendizaje social y estimulará el desarrollo de la inteligencia.
La diferencia entre chimpancés y humanos está en el 1% del mapa genético. Ese 1% se manifiesta en las siguientes características:
- Somos animales plenamente bípedos.
- No tenemos pelaje y que somos capaces de sudar para regular nuestra temperatura corporal.
- Tenemos un cerebro grande y complejo. En realidad, el índice de encefalización es elevado. El cerebro es grande en comparación con nuestro tamaño, aunque en el momento del nacimiento esté todavía muy poco desarrollado.
- Disponemos de un lenguaje articulado que permite la transmisión del pensamiento simbólico.
- Disponemos de una organización social realmente compleja. La más compleja de entre los primates.
- Las mujeres no tienen periodo de celo, por lo que podrían reproducirse en cualquier momento del año.
- Somos los seres vivos más tecnológicos de la naturaleza. Dependemos de la tecnología para sobrevivir.
Bueno, pues estas han sido, resumidas, las características que nos convierten en seres humanos, en Homo sapiens de pleno derecho. Pero, ¿qué es lo que pasa con nuestros ancestros? Esas primeras especies del género Homo que hemos visto, ¿tendrán también estas características desde el principio? ¿O quizás han ido apareciendo poco a poco, según evolucionaban las especies? De esto tratarán los siguientes apartados.
Herramientas del paleolítico
El paleolítico inferior toma su nombre de los utensilios fabricados mediante las primeras industrias líticas.
Minerales con fractura concoidea
Los primates poseen visión esteoroscópica. Esto significa que los monos son capaces de lanzar piedras con gran precisión debido a la configuración de los ojos.
Así que, tras lanzar miles de piedras, se diesen cuenta de que no todas son iguales. Algunas, al recibir un golpe, se deshacen en trozos muy pequeños. Se trata de rocas sedimientarias -poco compactadas- que apenas aprovechan para cualquier cosa.
Otras, en cambio, son diferentes. Se trata de piedras más duras que tienen propiedades especiales cuando son golpeadas.
Algunas rocas de tipo cristalino tienen sus moléculas dispuestas unas al lado de otras y enlazadas entre sí, de forma muy intensa, formando capas. Después, las capas se van apilando unas sobre otras, pero sus uniones no son tan fuertes.
El resultado es que, este tipo de rocas, cuando reciben golpes, se rompen de una forma peculiar. Como el impacto no puede romper los enlaces de las moléculas, pero sí los de las capas que se apilan, se producen fracturas amplias y limpias que siguen alguno de estos -digamos- planos naturales. Por este motivo, tales rocas reciben el nombre de rocas de fractura plana.
Las rocas de fractura plana típicas son las gemas, como el diamante o el rubí. Estas rocas son buenas para la joyería pero malas para la fabricación de herramientas porque, cuando se las golpea, van desprendiéndose capas como si fueran escamas.
Las gemas como éstas (zafiro, rubí, esmeralda, amatista y diamante) no eran adecuadas para tallar las herramientas del paleolítico. Obra derivada de GeeJo [CC BY-SA 3.0]
, via Wikimedia Commons.
Entonces, ¿estas escamas no son las herramientas cortantes de nuestros ancestros? Pues no. Tristemente, si por casualidad una escama recibe un golpe en alguna de esas direcciones naturales, se deshace con relativa facilidad.
Sin embargo, existe otro tipo de rocas, también duras, que no se comportan como las joyas. Este tipo de rocas tienen una estructura también homogénea, pero distinta de la de los cristales. Se trata de materiales capaces de sufrir lo que se llama una fractura concoidea.
¿Qué tipo de materiales son estos? Bueno, pues existen dos tipos de rocas capaces de sufrir fracturas concoideas. Por un lado tenemos las rocas de origen volcánico, como la obsidiana, el basalto o el sílex. Y por otro tenemos las rocas de origen sedimentario, tipo cuarcitas, que se han compactado tras procesos de origen geológico.
Muestra de sílex, también conocido como pedernal, procedente de la localidad italiana de Ponte di Veja. El sílex es el mineral de fractura concoidea con el que se fbricaron las primeras herramientas de la prehistoria de la humanidad. Obra de Thilo Parg [CC BY-SA 3.0]
, via Wikimedia Commons.
La gracia que tienen este tipo de materiales es que, tras ser golpeados, las fracturas que se producen no siguen planos naturales, sino que se rompen dependiendo de la fuerza y dirección del golpe. Por tanto, pueden ser empleados para fabricar herramientas con una finalidad concreta.
Cantos tallados
En el contexto de la arqueología, cualquier trozo de piedra que haya sido trabajado por el hombre se denomina canto. Así que a partir de ahora, ya no hablaremos de rocas de fractura concoidea, sino de cantos tallados.
Así, el proceso de talla de cantos comienza con la selección de una roca adecuada. Este paso es importante, porque implica que la persona o animal que hará las veces de artesano, deberá ser capaz de discernir qué tipo de rocas serán apropiadas para la talla en función del material y la forma. Este canto inicial se denominará núcleo, porque a partir de él se tallarán las herramientas en sí.
El artesano, después, elegirá otra roca dura llamada percutor. La finalidad del percutor será la de ir golpeando el núcleo, con una fuerza y dirección variable, de forma que se vayan generando lascas con filos cortantes.
Tallado de cantos para fabricar herramientas de piedra. En la foto puede verse el percutor, el núcleo y las lascas generadas. Obra perteneciente al Tonto National Monument [CC BY 2.0]
, via Wikimedia Commons.
¿Qué son las lascas entonces? Bueno. Cuando el artesano golpea el núcleo con el percutor, y lo hace con habilidad, entonces se van desprendiendo fragmentos anchos, cortos y con bordes afilados, que recuerdan a las conchas de las almejas o de los mejillones. De ahí el nombre de fractura concoidea. Por tanto, cuando se habla de lascado, entendemos exactamente eso: la generación de lascas mediante el tallado de cantos.
Este tipo de tecnología es muy simple. De hecho todas las partes involucradas sirven como herramientas:
- El percutor.
- El núcleo, ya que con el proceso de talla se puede obtener una piedra grande afilada.
- Las lascas son otras herramientas especializadas capaces de actuar como raspadores y como filos cortantes para ayudarse en el despiece de los animales cazados.
La conclusión es que la talla de cantos supone un cerebro desarrollado, capaz de realizar operaciones mentales complejas, y un grado de coordinación entre la vista y las manos realmente formidable.
Herramientas de piedra más antiguas
En tiempos de John Lubbock, las herramientas de piedra más antiguas conocidas aparecieron en la localidad de Saint Acheul, en Francia. Se trataba de primitivas hachas de piedra que consistían en un núcleo tallado en forma de lágrima, por ambas caras, cuyo borde estaba afilado y terminaba en punta. Estas herramientas se denominaron bifaces y fueron las más representativas en esta primera etapa de la prehistoria europea.
Saliendo de Europa, en África, aparecieron unas herramientas de piedra todavía más primitivas y antiguas. En los años 30 se descubrió la garganta de un río en el norte de Tanzania en la que se habían hallado numerosos restos prehistóricos.
Olduvayense
Cuando el lugar se estudió en profundidad, allá por los años 60, se reveló como un complejo arqueológico de enorme riqueza en el que aparecieron esos útiles todavía más antiguos que los europeos. Siguiendo la tradición, este tipo de industria lítica tomó el nombre del yacimiento más representativo. Así, los hallazgos realizados en la garganta de Olduvai prestaron el nombre a la industria olduvayense o Modo tecnológico 1, más antigua que la achelense.
Hasta aquí todo iba de maravilla, porque la industria olduvayense se asociaba a los fósiles de los primeros Homo, hará unos 2,6 Ma. Pero todo cambió con otro gran descubrimiento. En el yacimiento de Lomekwi 3, cerca del Lago Turkana en Kenya, aparecieron otras herramientas de piedra todavía más antiguas que las olduvayenses.
El descubrimiento de la tecnología olduvayense hizo necesario retrasar el inicio del paleolítico inferior hasta hace 2,6 Ma, de forma que la prehistoria africana se iniciaba con la aparición de la tecnología olduvayense.
Pre-olduvayense
Sin embargo, Lomekwi 3 pone en entredicho todo esto, ya que revela un modo tecnológico 0, una tecnología anterior a la olduvayense propia de homíninos no humanos, por así decirlo. Y además, plantea una dificultad añadida. El yacimiento de Lomekwi es famoso porque asocia útiles de piedra a fósiles australopitecinos, pero no es el único que muestra útiles anteriores a esa barrera colocada en hace 2,6 Ma.
Hoy en día disponemos de muchos cantos tallados datados en épocas muy anterior al Pleistoceno, o sea, a esos 2,6 Ma. Pero desafortunadamente no podemos asociarlos a fósiles de homíninos de ningún tipo.
Y para complicar más las cosas, resulta que algunos útiles de piedra son de origen natural y es muy difícil distinguirlos de las herramientas fabricadas por seres vivos. Este tipo de artefactos se denominan eolitos y, recordad, que ya el prehistoriador Gabriel de Mortillet los empleó en sus periodificaciones.
Los eolitos son herramientas de origen natural. Obra de Marcellin Boule «L’origine des éolithes», L’Anthropologie XVI (1905), pp. 257-267, fig. 4 [Public domain], via Wikimedia Commons.
Esto tampoco es grave ya que no asociaremos la fabricación de herramientas al ser humano. La carrera por encontrar la herramienta más antigua ya no tiene mucho sentido.
Conductas instrumentales en primates
Hoy en día sabemos que los animales fabrican y emplean herramientas. Esto se denomina en jerga técnica como “conductas instrumentales” y, desde luego, que no se limitan a los homíninos. En general, los primates muestran numerosos ejemplos de conductas instrumentales.
Bueno. Cuando se pronuncian estas palabras: “conductas instrumentales en primates” es necesario hablar de un artículo publicado en 2012 por un arqueólogo especializado en una rama muy específica de su campo.
El arqueólogo es Daniel García Raso y el artículo se llama: Prehistoria y Primatología: estudio de la conducta instrumental en primates no humanos.
Algunas de las cosas que se citan en él, las conté en el último episodio de la primera temporada, el de la evolución del ser humano. Se trata de las experiencias con el lenguaje de Chantek -un orangutan-, Koko -una gorila- y Washoe -una chimpancé-.
Lo que el artículo propone es que los estudios de las conductas instrumentales en los primates nos ayudan a reconstruir cómo era la vida de nuestros ancestros, por analogía a los comportamientos observados en nuestros parientes biológicos más cercanos, los grandes simios.
Paleolítico inferior
El paleolítico se inicia, en la escala de tiempo geológica, en la era Cenozoica, periodo Cuaternario. Este periodo se dividirá en dos épocas geológicas: el Pleistoceno y el Holoceno.
Significado de Pleistoceno
La primera de estas etapas -Pleistoceno- recibe su nombre de la unión de dos palabras griegas: “pleistos”, que signfica “lo más” y “kainós”, que significa “nuevo”.
Por tanto el nombre de Pleistos kainós hace referencia a los animales más nuevos. Estos animales, por supuesto, son los mamíferos, que se consolidarán durante este periodo si bien no se tratará todavía de las especies que hoy conocemos.
Fauna y clima en el Pleistoceno
El planeta será transitado por animales hoy extintos, como los mamuts, los rinocerontes lanudos, esos felinos de largos colmillos conocidos como “Dientes de sable” y también por los Glyptodon -una especie de armadillos gigantes, que no dejan de ser mamíferos, pero acorazados-.
La principal característica geológica del Pleistoceno será, como hemos visto, la del cambio climático inducido por los ciclos de Milankovic y caracterizado por las glaciaciones.
Así, el inicio del Pleistoceno coincidirá con el inicio de una glaciación en el hemisferio norte. Esta Edad del Hielo empezó, aproximadamente, hace 2,6 millones de años, justo con la aparición de las primeras especies del género Homo.
Cuanta más nieve y hielo hay en la corteza terrestre, más seco se vuelve el clima. Y esto es lo que ocurrió en la región Este del Gran Valle del Rift: el bosque tropical fue clareando de forma paulatina, convirtiéndose en una sabana por la que se distribuía la vegetación agrupada, como si de un mosaico se tratase.
Esto es precisamente, en lo que consiste la sabana: un tipo de paisaje que se queda a medio camino entre el bosque seco y el pasto. Los árboles no son la vegetación predominante, bien porque son pequeños, bien porque están aislados. Todo ello permite que las plantas herbáceas y los arbustos sean la vegetación más representativa de la región.
Paisaje de sabana cerca del Monte Kilimanjaro. Algo parecido se desarrolló durante el pleistoceno. Obra propia de Lone Vassnos [CC BY-SA 4.0]
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A pesar de este proceso de paulatina desertificación, el clima todavía tenía ciclos de estaciones, quedándose en una especie de transición entre el clima selvático tropical y el semi-desierto. Así cada primavera, parte del hielo de los glaciares se derretía en primavera formando ríos, que desembocarían en grandes lagos, que después alimentarían caudalosos ríos, que desembocarían a su vez en el mar.
Buenos ejemplos de este sistema hídrico serían el lago Victoria, el lago Turkana y el río Nilo, que a día de hoy todavía permanecen en el continente africano.
Y todo esto ¿qué implicaciones tuvo para nuestros ancestros? Bueno, pues a pesar de que la sabana es un ecosistema de secano, todavía habrán recursos alimenticios distribuidos en forma de mosaico por el paisaje al este del Gran Valle del Rift.
Homínidos prehistóricos
Estos serán los recursos que sustentarán a poblaciones de homíninos especializados en caminar grandes distancias, y dedicados a la caza y a la recolección como forma de vida. O sea, a nuestros antepasados más directos.
Hace mucho tiempo, 8 millones de años más o menos, unos primates que vivían en los bosques iniciaron un lento proceso de adaptación al medio. En lugar de desplazarse a cuatro patas por las ramas, decidieron colgarse de ellas.
Este hecho provocó una serie de cambios en la configuración del cuerpo que darían como resultado una nueva forma de desplazamiento: la braquiación.
Con el tiempo, la braquiación evolucionaría hacia la bipedestación plena que será una de las cosas que nos caracterizará como especie. Pero en este momento inicial, tan solo se trató del cambio de unas pocas caracterísicas respecto del resto de primates: el cráneo, la columna, las proporciones entre brazos y piernas, las manos y los pies, y el aparato masticador, constituido por mandíbula y piezas dentales.
Estos primates serán los Driopitecinos, los ancestros de los homínidos prehistóricos, y su hábitat natural será la selva tropical, calurosa y húmeda.
Los Driopitecinos tendrán aspecto simiesco, ya que se trata del ancestro común a chimpancés, gorilas y humanos. Pero no serán grandes. Digamos que serán primates de unos 40 kg de peso, con un cerebro modesto, de unos 300 o 400 cc.
Dispondrán de piernas cortas y brazos largos, dotados de manos gruesas, alargadas y curvas ideales para colgarse de las ramas. A pesar de todo, se tratará de homíninos, y aunque se desplazarán mayoritariamente mediante braquiación, serán capaces de moverse mediante trepa terrestre.
Los grupos de driopitecinos estarán basados en pequeños clanes familiares, aunque todos los individuos tendrán vínculos de parentesco más o menos lejano entre sí. Este grupo extenso y los pequeños clanes familiares tendrán una estructura jerárquica.
En un artículo de 2011 de la revista Nature, se analizan dientes de yacimientos sudafricanos pertenecientes a dos especies: los Australopithecus africanus y los Paranthropus robustus. Pues bien, los autores concluyen que más de la mitad de las hembras nacieron en lugares geográficos alejados, a diferencia de los machos. Esto indicaría la presencia de clanes entre comillas.
Para ser más precisos, en lugar de clanes nos referimos a grupos patrilocales en los que los machos permanecen en el mismo grupo durante toda su vida, mientras que las hembras viven en grupos distintos a los de nacimiento.
Los individuos formarán parte de redes sociales amplias durante toda su vida, y para ello deberán ser capaces de reconocer a otros congéneres, aunque no los vean desde hace tiempo, para situarlos en la escala social y reaccionar ante ellos de forma acorde con su estatus.
Durante el tiempo que no se dediquen a la recolección de comida, los driopitecinos se mostrarán en sus interacciones sociales como individuos conscientes de sí mismos, capaces de comunicar sentimientos de alegría o de pena, de mentir, de manipular a otros miembros del grupo o de cooperar con ellos en caso de necesidad.
Son las hembras las que están al cuidado de las crías. Ningún macho colabora en esta tarea.
Estos primates son capaces de emplear herramientas. No son nada elaboradas, se trata de simples palos y piedras que emplean en todas las esferas de la vida.
El resumen, del resumen, los driopitecinos de hace 8 Ma eran poco bípedos, disponían de un cerebro pequeño y de muchas más cosas que indican su lejanía del género Homo.
Evolución en mosaico
Empieza el Plioceno hace 5,3 Ma. Todavía estamos lejos de la prehistoria, por lo que empleamos la escala geológica del tiempo. Los ciclos de Milankovic empiezan a manifestarse en el continente africano. En otras latitudes empiezan las glaciaciones, pero en la región del Gran Valle lo que se produce es una intensa sequía. Según avanza el Plioceno, los ciclos provocarán la expansión y la contracción sucesiva de la selva tropical.
Este ir y venir de la selva causará la aparición de un mosaico de ecosistemas mezclados. Así tendremos un paisaje de sabana salpicado de islas boscosas que crecerán y decrecerán al ritmo del cambio climático inducido por los ciclos. De este modo, tendremos diferentes ecosistemas que obligarán a las especies a adaptarse de forma específica a entornos muy diversos.
Así, sobre el tapiz que constituye la sabana, en las zonas donde haya agua aparecerán bosques de ribera. Y en las zonas más secas, aparecerá una pradera cubierta por plantas herbáceas y árboles de secano como las acacias.
Entonces, cuando hay praderas y hierbas, enseguida llegan los herbívoros cuadrúpedos. Y, detrás de ellos, los carnívoros dispuestos a darse un festín.
Superpuestos a los ciclos climáticos largos, existen también unos ciclos cortos muy conocidos por todos: las estaciones del año. En la región del Gran Valle, las variaciones climáticas entre las estaciones, en general, son muy acusadas. Esto significa que, durante la estación seca, los animales deberán recorrer grandes distancias para obtener alimentos, ya sea persiguiendo rebaños, ya sea buscando tubérculos o raíces comestibles.
Será en este entorno donde la adaptación hacia la marcha erguida se revele como una gran ventaja evolutiva. Las especies bípedas podrán aprovechar con eficacia este tipo de paisaje. Y cuanto más bípedas sean éstas, mejor.
Los simios que sean capaces de caminar sobre dos patas podrán recorrer distancias mayores, acarreando más alimento de vuelta a los campamentos. Y, como vimos, este rasgo potenciará el desarrollo de un tipo especial de sociedad.
Los herederos de los driopitecinos aprovecharon en su favor una característica evolutiva de la que ya disponían: la braquiación, que se reveló útil en el mosaico de ecosistemas del Gran Valle del Rift.
Volviendo a la evolución en mosaico, este concepto es plenamente aplicable a nuestro contexto. Cada una de las especies fósiles será un elemento del mosaico, pero el patrón que está detrás, ese que emerge cuando se contempla el conjunto, es el de las tres lineas lineas evolutivas de la infografía del episodio de los hominoides y homininos, las que darán origen a chimpancés, gorilas y seres humanos.
La linea evolutiva que triunfará será la del género Homo, que profundizará en la bipedestación y en la marcha erguida.
La marcha erguida, cada vez más necesaria para la recolección de alimentos, inducirá más cambios en el esqueleto. En particular, la forma de la pelvis deberá cambiar.
Los grandes simios tienen una pelvis alargada y estrecha debido a que el peso de sus vísceras está retenido por la musculatura abdominal. En cambio, en los fósiles del género Homo se aprecia una tendencia hacia una forma más ancha y corta, como si fuera un cuenco.
Esta nueva configuración facilitará la retención de los órganos internos y de las crías en periodo de gestacion durante la marcha erguida. Pero al igual que las monedas, toda cara tiene su cruz.
La cruz de esta moneda es la reducción del tamaño del canal pélvico de las mujeres. Por este conducto apenas si cabe el cráneo de las crías que están naciendo. Y esta es la causa de que el momento del parto en las mujeres humanas sea mucho más difícil que en otras especies.
Otra de las ventajas de pensar en la evolución de los homininos como un mosaico, es que unos rasgos se retroalimentan con otros. Precisamente, la otra diferencia entre humanos y otros simios está en que nuestras crías nacen con los cráneos blandos y los cerebros lo más inmaduros posibles.
Evidentemente, esto facilita el parto, pero nuestras crías nacen mucho más dependientes de los cuidados de sus progenitores y durante más tiempo que otros animales. Justamente, esta característica se retroalimenta con nuestra peculiar estructura social, que fortalece los lazos entre los miembros del grupo y facilita la transmisión de la cultura a los jóvenes.
¿Hay más rasgos para incluir en el mosaico? Por supuesto. La disminución del dimorfismo sexual. Los machos y hembras de otras especies de simios son muy diferentes entre sí. Sin embargo, los miembros del género Homo serán más parecidos. Esto se manifiesta, entre otras cosas, con la disminución del tamaño de nuestros colmillos. Y tal característica se retroalimentará con la menor agresividad entre los machos de la especie en su competencia con las hembras.
Será este el marco en el que aparecerán los primero homínidos de la Prehistoria.
Homo rudolfensis
El fósil más antiguo atribuido al género Homo es un hueso temporal perteneciente a un cráneo datado en 2,4 Ma de antigüedad.
Los expertos no tienen claro si atribuirlo al Homo rudolfensis o al Homo habilis. En los años 60 se pensaba que sólo había una especie Homo, los habilis. Sin embargo, hoy en día, se piensa que rudolfensis es una especie más antigua que habilis. En cualquier caso ambas convivieron durante casi un millón de años y, en la etapa final, incluso con una tercera especie: Homo ergaster.
El consenso científico actual es que en el inicio de la Prehistoria, hace 2,6 Ma, convivieron en esta región del Gran Valle del Rift tres especies de grandes simios: dos de un género y otra de otro. Se trata de los Homo rudolfensis, los Homo habilis y los Paranthropus boisei. Esta última será, claramente, un antepasado de los gorilas.
Los Parántropos constituirán una adaptación muy exitosa al bosque intermedio limítrofe a las sabanas, ya que se especializarán en el consumo de vegetales duros para sobrevivir. En cambio, ¿a qué se dedicarán nuestros antepasados?
Recreación de Homo rudolfensis basada en el fósil KNM ER1470 hallado en el lago Turkana. Obra de Mauricio Antón [CC BY 3.0]
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Puestos a buscar diferencias, diríamos que los Homo rudolfensis se parecen más a los Parántropos boisei, a pesar de su mayor volumen craneal. En realidad, por las proporciones de brazos y piernas, y por las formas de los cráneos, conservan muchos rasgos arcaicos.
Significado de Homo rudolfensis
Por cierto, el significado del nombre Homo rudolfensis viene del lugar donde aparecieron los primeros fósiles.
Éstos fueron hallados en las riberas del Lago Turkana. Pero como esta región cayó del lado alemán en el reparto de África que realizaron las potencias europeas a finales del siglo XIX, el mencionado lago recibió el muy europeo nombre de Lago Rodolfo.
Lógicamente, estos fósiles recibieron en nombre del Hombre del lago Rodolfo (Rudolf en alemán).
Características del Homo habilis
Los Homo habilis tienen formas más esbeltas, de unos 50 kg de peso, y unas dentaduras más modernas indicativas de una dieta más variada. Y, a pesar de su menor volumen craneal, recordad que lo importante es el índice de encefalización. El Homo habilis ya presenta un cerebro complejo, con dos hemisferios, capaz de desarrollar relaciones sociales y operaciones manuales complejas.
Comparación entre dos especies Homo. El cráneo de la izquierda pertenece a rudolfensis y el de la derecha a habilis. Obra propia de Gunnar Creutz [CC BY-SA 4.0]
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Sin embargo, todavía tiene rasgos arcaicos parecidos a rudolfensis: los dedos curvos de manos y pies, por ejemplo, que indicarían la necesidad de trepar a los árboles bastante a menudo. También, ambas especies, todavía están cubiertas de pelo.
En cualquier caso, ya se aprecian caracteres propios del género Homo: reducción del prognatismo en los cráneos y una pelvis más pequeña, que está mejor dotada para el bipedismo (a costa de complicar los partos).
Herramientas del Homo habilis
El Homo habilis tomó su nombre, precisamente, de su habilidad para fabricar herramientas. Hoy en día sabemos que no es el único homínino capaz de procurarse cantos tallados, sin embargo el registro fósil muestra de forma sistemática, la presencia de cantos tallados según el modo Olduvayense (o modo tecnológico 1) en yacimientos asociados tanto a habilis como a rudolfensis.
La importancia de este modo tecnológico reside en que no se improvisa, sino que su utilización requiere de aprendizaje y entrenamiento. Es un conocimiento adquirido a través de la cultura, lo que es compatible con las notables capacidades sociales proporcionadas por los cerebros de los Homo.
El tejido cerebral es uno de los mayores consumidores de energía de nuestro cuerpo, ¿de dónde obtenían habilis y rudolfensis las calorías extra necesarias para alimentar a este órgano? Pues de la carne.
Alimentación del Homo habilis
En uno de los yacimientos de Olduvai, aparecen numerosas muestras de cantos tallados datadas en esta época, junto con gran cantidad de huesos de herbívoros de distintas especies. Muchos de estos huesos tienen signos evidentes de haber sido fracturados a propósito. Incluso, algunos de ellos todavía conservan marcas de corte mediante artefactos afilados.
Los científicos piensan que tanto el Homo rudolfensis como el Homo habilis realizaban un consumo oportunista de la carne. Se trataba de especies que practicaban el cleptocarroñeo, que es la forma elegante de decir que robaban presas a los animales carnívoros que cazaban de verdad.
Hábitat del Homo habilis
El ecosistema dominante en el Paleolítico inferior, en la región del Gran Valle, era una sabana con relativamente pocos árboles rodeada de praderas. Esas praderas, y sus escasas fuentes de agua, constituyen el hábitat ideal para los grandes herbívoros. La presa ideal de los también grandes carnívoros.
Serán esas praderas abiertas la mejor fuete de carne de la región, pero claro, a mayor premio, mayor riesgo. Si una banda de Homo habilis tropieza con los restos de una presa ¿Qué será más seguro, consumirlo todo allí mismo o despiezar las mejores partes con ayuda de herramientas para transportarlo todo a lugar seguro?
Aquí vemos en acción un montón de características evolutivas que se retroalimentan. El despiece rápido sólo se puede hacer con la ayuda de herramientas cortantes, lo que implica bien el transporte de un núcleo y un percutor, bien la fabricación de filos en el mismo lugar. Y por supuesto, la adquisición de esos conocimientos especializados por los individuos.
La localización de piezas y el acarreo de víveres al refugio necesitan de la marcha erguida. Y, justamente, el traslado de los trozos de carne a los refugios para compartir con el resto del grupo, será un elemento que potenciará la complejidad social que caracteriza al género Homo.
Será, precisamente, la retroalimentación del triángulo compuesto por la marcha erguida, la fabricación de herramientas y la complejidad social, lo que nos convertirá en lo que somos.
Características del Homo ergaster
Hace 1,8 Ma, el clima africano se volvió más árido de lo habitual. Las selvas tropicales se redujeron más todavía, quedando el Gran Valle del Rift como la frontera natural entre las junglas menguantes y una sabana en expansión.
Y entonces, como surgida de la nada, apareció la tercera especie del género Homo: el Homo ergaster. Y esta vez sí, se trata de una especie que se puede encuadrar en el género Homo sin ningún tipo de duda.
Recreación de Homo ergaster a partir del cráneo KNM-WT 15000 exhibida en el Museo de la Evolución Humana de Burgos, España. Obra propia de Jl FilpoC [CC BY-SA 4.0]
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¿Qué es lo que diferencia esta nueva especie de sus predecesoras? Bueno, pues la principal diferencia está en que la forma de moverse es total y completamente bípeda. Es una especie adaptada 100% a la marcha erguida, no como sus primas del género Homo. Por fin, el vínculo con la selva tropical queda roto y el Homo ergaster muestra la plena adaptación a una sabana que exigirá a esta nueva especie el ser capaz de recorrer grandes distancias y la posibilidad, también, de correr.
En este sentido, los ergaster, tendrán una figura más estilizada que habilis y rudolfensis, serán más altos -alrededor del metro ochenta de altura y de unos 70 kg de peso, repartidos en un cuerpo de postura vertical. Así se incrementa la superficie corporal, lo que facilitará la eliminación de calor.
El cráneo será también diferente al de sus primos. No sólo dispondrá de un volumen mayor para albergar el cerebro, unos 900 cc, sino que éste tendrá también características más modernas, como una diferenciación entre los hemisferios cerebrales más marcada y unas zonas específicas para el desarrollo del lenguaje y de la visión.
La reducción de la la mandíbula hará que ergaster tenga una cara de aspecto menos animal. Y no sólo por la reducción del prognatismo, sino porque desarrollará una nariz hacia afuera. Las cavidades nasales exteriores permitirá humedecer el aire que entre en los pulmones para, de este modo, refrigerar mejor el cerebro.
Reconstrucción de un cráneo de Homo ergaster exhibida en el Museo de Historia Natural de Beijing, China. Obra propia de Bjoertvedt [CC0 1.0]
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Como veis, todas las adaptaciones hacen pensar en un ambiente caluroso. Justamente, por este motivo, los paleoantropólogos piensan que esta especie es la primera en perder el pelo corporal. Esta pérdida, junto con el desarrollo de glándulas sudoríparas, serán los elementos que permitirán esa característica tan importante que es la termoregulación. En otras palabras, cuando el sudor que cubre la piel se evapora, ésta se enfría. Es el mismo principio por el que funcionan los botijos.
Si lo pensáis bien, todas estas adaptaciones que desarrolló la especie van en el mismo sentido: el conseguir la resistencia necesaria para realizar largas marchas soportando el calor de la sabana al este del Gran Valle del Rift.
Pero no todo serán cosas buenas. A veces la evolución da giros inesperados. Resulta que esa misma adaptación de la nariz, con fosas nasales hacia afuera, que nos permite resistir mejor en el caluroso ambiente de la sabana, provocó una disminución del sentido del olfato.
A cambio de resistir mejor el calor, el Homo ergaster perdió sensibilidad en el órgano olfativo. Nuestra capacidad para distinguir olores es notablemente peor que la del resto de grandes simios.
Entonces, para compensar esta pérdida de un sentido nuestros ancestros desarrollaron otro. Sustituyeron el olor como forma de comunicación por la expresión facial.
Otra de las evoluciones del cerebro del ergaster consiste en el desarrollo de la corteza motora, que es un área especializada en producir movimientos voluntarios y conscientes de los músculos, en particular de los músculos de la cara. Y esto es muy importante, porque la posibilidad de cambiar voluntariamente la expresión de nuestra cara es lo que nos capacita para mentir…
Vaya…, esto sí que es una sorpresa. ¿Quién se iba a imaginar que la consecuencia de reducir el olfato fuese que nos convirtiésemos en unos monos mentirosos?
Pero la naturaleza es sabia, ese cerebro tan desarrollado también adaptó una región del área que controla el sentido de la vista especializada en la detección de mentiras a través de la visión de la expresión facial.
Otro desarrollo muy importante fue la capacidad de realizar movimientos de precisión con las extremidades, en especial las superiores. Esta habilidad se denomina motricidad fina.
Pues bien, la motricidad fina combinada con unas manos dotadas de cinco dedos, con el pulgar colocado en oposición, permitieron el desarrollo del sentido del tacto de un modo nunca antes visto entre sus antepasados. Pero claro, cada ventaja se compensa con una desventaja, a costa de mejorar la capacidad prensil de las manos, perdimos la de los pies.
Nuevamente, si os fijáis, todo conduce en el mismo sentido: se trata de adaptaciones adecuadas a entornos donde ya no estamos atados a regiones pobladas con árboles, sino a lugares donde es necesario recorrer grandes distancias, donde con bastante frecuencia se deberán emprender emigraciones forzosas en busca de comida.
Siendo coherente con el modelo hilobatiano, le doy al bipedismo una gran importancia porque será el catalizador de numerosas adaptaciones, no sólo anatómicas, sino también sociales.
He contado hace nada que esta nueva forma de desplazarse -caminando a dos patas apoyándose en los pies-, era realmente eficiente en el gasto de energía. Así, el cuerpo se encontró con un excedente de calorías que pudo emplear en el desarrollo del cerebro y de los intestinos, los dos tejidos que más energía consumen.
Por tanto, lo que impulsó el desarrollo de ese nuevo cerebro dotado de todas esas capacidades novedosas de la motricidad fina y la detección de expresiones faciales fue el bipedismo.
Alimentación del Homo ergaster
¿Pudo ser también el bipedismo lo que impulsó el progresivo incremento del consumo de carne? Pues claro que sí. La posibilidad de caminar grandes distancias abrió la puerta hacia el cleptoparasitismo, esa palabra tan elegante que describe la poco honorable conducta de robar carroña a otros animales. Esta fuente extra de calorías fue la que sustentó, por un lado el crecimento del cerebro, y por otro el acortamiento de los intestinos. Y, en realidad, también fue lo que hizo que el género Homo se separase progresivamente de sus primos los Parántropos antecesores de los gorilas.
Os hago hincapié en ese concepto que ha ido saliendo a lo largo de todo el episodio, la evolución en mosaico. Todos los elementos se van integrando en un tapiz cuyo hilo conductor es el bipedismo.
Hábitat del Homo ergaster
La adaptación a la sabana requiere caminar grandes distancias en un entorno abierto y caluroso, de ahí la nariz diferente, el aprovechamiento de la carroña, que requiere el despiece rápido ayudado de herramientas, que requiere a su vez de un lenguaje que permita la acción coordinada del grupo, que permite el acarreo al campamento de más comida, que a su vez potencia el desarrollo del cerebro… Vamos, que todas las características se retroalimentan entre sí.
El bipedismo trajo como consecuencia cambios de forma y posición de la pelvis de las mujeres. La consecuencia es que el canal pélvico, el conducto que debe atravesar la cría en el momento del nacimiento se volvió más estrecho.
Si estamos hablando todo el rato de la importancia del aumento del volumen craneal de la especie, entenderemos enseguida dónde está el problema: cráneo grande + conducto estrecho igual a problemas en el parto.
¿Qué pieza del mosaico de la evolución nos puede servir para solucionar el problema del parto en los primeros Homo?
Bueno, pues resulta que estudiando a los actuales grandes simios se ha llegado a la conclusión de que a mayor tamaño del cerebro de las crías, mayor es el periodo de gestación. Lo cual es lógico, cuanto más tenga que crecer el cerebro, mayor será el tiempo en el que la mujer esté embarazada.
Pero claro, resulta que el cerebro humano es casi tres veces mayor que el de los chimpáncés, luego por esta regla, el periodo de gestación en los humanos debería de ser de un año y pico, con un pico muy largo. Sin embargo, el embarazo tan sólo dura 9 meses.
Vaya sorpresa. A ver, si las crías humanas naciesen con el cerebro desarrollado, su cráneo no cabría por el canal pélvico de la madre. Luego la solución es obvia, cuanto menos desarrollado esté el cerebro y más pequeño sea el cráneo del bebé, más fácil será el parto.
Pero esto trae como consecuencia que nuestras crías nazcan inmaduras y dependientes. Y en esto consiste eso que llamamos infancia: el periodo en el cual nuestro cuerpo termina de desarrollarse, el cerebro madura y, mientras tanto, no somos capaces de vivir de forma autónoma.
Este también será otro de los rasgos que caracterizarán a los seres humanos, un largo periodo de infancia que se prolongará hasta los 5 ó 6 años. Durante este periodo se desarrollarán vínculos intensos entre las madres y sus crías.
Pero la creación de vínculos no se queda ahí. De alguna forma, los machos humanos nos diferenciamos de los restantes simios en que también nos involucramos en la crianza de los hijos. Recordad que en gorilas y chimpancés, los cuidados de las crías recaen exclusivamente sobre las madres. En los humanos no es así.
¿Qué mecanismo pudo haber sido el responsable de la creación de estos nuevos vínculos estables entre machos y hembras?
Fernando Díez Martín, autor del libro que he recomendado “Breve historia del Homo sapiens”, nos propone que ese mecanismo es una especie de “contrato sexual”.
La teoría del “contrato sexual” es eso, una teoría propuesta por la antropóloga estadounidense Helen Fisher que explicaría el origen de los vínculos entre hombres y mujeres.
El grupo humano cuida de los hijos, de los enfermos y de los ancianos ¿porqué? Pues porque se establecen vínculos entre los miembros de nuestras sociedades.
Se trata de este tipo de vínculos los que convierten las sociedades humanas en algo tan diferente de la de los restantes grandes simios. Y estos vínculos no están basados en el intercambio a corto plazo, sino en la cooperación a largo plazo. De otro modo no sería posible la sociedad que conocemos.
¿Y qué tiene esto que ver con el Homo ergaster? Pues precisamente, los paleoantropólogos piensan que toda esta complejidad social que he descrito tuvo su inicio con esta especie, el Homo ergaster.
Hay otro hallazgo importante que apunta en la dirección que estoy exponiendo por aquí. Se trata de un fósil de Homo ergaster de hace 1,7 Ma en el lago Turkana. Los restos pertenecen a una mujer adulta que padeció la enfermedad más antigua que se conoce: la hipervitaminosis A.
La conclusión es que el Homo ergaster vivía en una sociedad con una incipiente estructura familiar que mostraba los rasgos de solidaridad y cohesión.
Aquí recalco el término de incipiente. Para tener una sociedad compleja es necesario disponer de un lenguaje también complejo. Y esto, desgraciadamente, no está acreditado.
En efecto, tras años de analizar otro fósil conocido como el niño de Nariokotome o niño de Turkana, los investigadores concluyen que los Homo ergaster, a pesar de ser muy hábiles con la comunicación oral, no tenían, ni de lejos, nuestra capacidad comunicativa mediante la palabra. Esto lo afirman basándose en el estudio de las vértebras cervicales, cuyas aperturas laterales sólo permiten una inervación menor de los músculos que controlan el aparato fonador. De ahí deducen su inferior capacidad para controlar el habla y la respiración.
Reconstrucción forense, paso a paso, realizada por Cicero Moraes, del rostro de un Homo ergaster: el Niño de Turkana (o de Nariokotome). Obra propia de Martin Poulter [CC BY-SA 4.0]
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Significado de Homo ergaster
¿Qué significa ergaster? Recordad lo que conté de los modos tecnológicos de las industrias líticas. La cultura olduvayense se caracteriza por la utilización de cantos tallados simples. Esto es el golpeo de un núcleo mediante un percutor para digamos esculpir un filo en la piedra que sirve de núcleo. También se pueden obtener lascas, que son los filos cortantes que se van desprendiendo en el proceso de tallado del núcleo. Todos estos utensilios caracterizan el modo tecnológico 1, que es el que acompañó a las primeras especies del género Homo desde su aparición hace esos tan lejanos 2,6 Ma.
Sin embargo, la tercera de las especies del género Homo, el Homo ergaster, era una especie más evolucionada que sus parientes rudolfensis y habilis. Dijimos que la talla de cantos al modo olduvayense ya era una práctica que requería de un cerebro desarrollado capaz de coordinar las manos con la vista, además de necesitar ser desarrollada por seres capaces de anticipar necesidades.
Pues bien, el Homo ergaster logró dar un salto adelante en el arte de tallar objetos en piedra. Ese avance tecnológico consistió en la invención de un nuevo tipo de pieza llamada bifaz. Y de aquí viene el significado del nombre de “ergaster”.
Homo ergaster significa literalmente hombre trabajador u hombre fabricante debido a que esta especie inventó un nuevo modo tecnológico: el modo tecnológico 2 también conocido como Achelense.
Herramientas del Homo ergaster
El término achelense se puso en 1925 para describir una cultura representada por unas herramientas muy curiosas descubiertas por un prehistoriador francés, llamado Rigollot, en la localidad de St. Acheul. Esas herramientas, como os podéis imaginar, se llamaban bifaces.
Ejemplo de bifaz. Pieza encontrada en Dordogne, Francia. Obra propia de DocteurCosmos [CC BY 3.0]
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Cuando empezaron a descubrirse los bifaces africanos, hasta un millón de años más antiguos, en los yacimientos del Gran Valle ,en la década de 1960, ya era tarde. El nombre de achelense ya no se podía quitar. Así que el Homo ergaster, el fabricante africano, inventó la tecnología achelense que consistía en la talla de bifaces.
¿Y qué es un bifaz? Bueno, este nombre hace referencia al hecho de que se trata de un canto en forma de lágrima, acabado en punta y tallado por dos caras de forma que el borde quede afilado.
Esquema de los elementos básicos de un bifaz achelense. Obra derivada de José Manuel Benito Álvarez. [Public domain], via Wikimedia Commons.
¿Y a qué necesidad respondía el bifaz? ¿Qué utilidad podía ofrecer al Homo ergaster? Pues como ya he dicho, ergaster era una especie que estaba adaptada a entornos llanos que requerían de desplazamientos largos y veloces, de un sitio a otro en busca de carcasas de animales y carroña dejada por otros depredadores.
En ese entorno, resultaba fundamental el rápido despiece de cadáveres grandes de animales como los ancestros de los hipopótamos o elefantes incluso. Y para eso, las hachas de mano construidas con bifaces se revelaron como unos instrumentos sobresalientes.
Por otra parte también se trataba de instrumentos muy versátiles, puesto que servían para recolectar vegetales. En particular, la tala de árboles con bifaces es una actividad que está perfectamente documentada en el registro fósil africano desde una época tan temprana como hace 1,5 Ma.
Por último, el bifaz también servía como reserva móvil de cantos tallados. Si se necesitaba un raspador de urgencia, y la partida de caza se encontraba en una zona sin piedras adecuadas, el usuario tan sólo tenia que desprender una lasca de su herramienta y problema solucionado.
Probablemente, el secreto del éxito del bifaz fue que se trataba de una herramienta excelente en un gran abanico de tareas.
Bueno, y si el bifaz es un cacharro tan maravilloso ¿porqué no lo inventaron los Homo habilis por ejemplo? Pues la respuesta está en la complejidad del cerebro.
La industria olduvayense se caracteriza por la obtención de lascas para ser empleadas directamente como instrumentos. Sin embargo este nuevo modo de fabricación era bastante más complejo.
Para fabricar un bifaz, se debía obtener una lasca adecuada golpeando el núcleo con un percutor duro. Después la lasca era trabajada de forma independiente con martillos más blandos, de hueso por ejemplo.
La forma de trabajo también era compleja ya que se tenía que tallar la pieza de forma simétrica en cada cara. Primero se desprendía un trozo en una cara y después se pasaba a la otra para realizar la misma talla.
En resumen, la talla de bifaces requería planificación. El artesano debía saber con antelación la secuencia a seguir para obtener el número de herramientas deseado de un núcleo, y de sus residuos ir obteniendo las lascas que darían lugar a los bifaces. Y esos bifaces podían ser de distintas formas (más gruesos o más finos) y de distintos tamaños. Podían tener forma de almendra, de triángulo o de óvalo; y los filos podían ser rectilíneos o irregulares.
Y todo esto significa que el fabricante estaba tallando de forma deliberada y planificada una imagen mental presente en su cabeza. Y que, ademas, debía ser capaz de repetir las operaciones de forma sistemática. Y no sólo eso, sino que además tal conocimiento necesitaba de ser transmitido vía aprendizaje, generación tras generación.
Por tanto, la especie responsable de tal innovación debió poseer un cerebro más complejo que el de sus predecesoras y, al mismo tiempo, un lenguaje capaz de plasmar todas las sutilezas involucradas en la transmisión de tales conocimientos. Por último también debió vivir en una sociedad más cohesionada, capaz de enseñar los secretos de su fabricación a los miembros más jóvenes.
De las tres especies humanas vivas en el momento de la invención del bifaz -rudolfensis, habilis y ergaster- tan sólo esta última disponía de un cerebro lo suficientemente complejo como para dar soporte a las habilidades tanto cognitivas como sociales necesarias para desarrollar este modo tecnológico 2, que conocemos como achelense.
Y así surgió esta tecnología, que pasa por ser una de las más longevas inventada por cualquier especie del género Homo, nosotros incluídos. Los bifaces nos han acompañado durante más de un millón y medio de años, y es un invento tan exitoso que ha sido empleado por cinco especies humanas en total. Desde luego, nadie espera nada parecido de los iPhone.
Ahora voy a plantearos un misterio relacionado con la salida de África del ergaster y con la expansión de la tecnología achelense. Prestad atención que os cuento un poco cómo transcurrió la secuencia de acontecimientos.
Hace 2,6 Ma empieza la prehistoria humana con la aparición casi simultánea de los Homo rudolfensis y habilis, junto con ellos surge la cultura olduvayense o modo tecnológico 1.
Después, hace 1,8 Ma surge la tercera especie del género, el Homo ergaster, que está perfectamente sumergido en la cultura olduvayense y comienza a ocupar los hábitats de sabana.
Y ahora atención, después de casi 100.000 años de ocupación de la región, hace 1,7 Ma ergaster sale de África, dando lugar a la primera gran oleada migratoria del ser humano.
Pero resulta que, 200.000 años después de la partida, los ergaster que quedaron en África, hace 1,5 Ma, inventaron el bifaz, creando así la cultura achelense o modo tecnológico 2.
Claro, lo que uno esperaría encontrar es una rápida sustitución tecnológica. Esto es lo que ocurre siempre que un nuevo invento deja obsoletos los cacharros anteriores. Así que, traducido al registro fósil, los arqueólogos buscaron en los yacimientos una repentina desaparición de los cantos tallados olduvayenses, combinada con una brusca y abundante ocurrencia de bifaces.
En color verde se muestra el área de ocupación humana con tecnología olduvayense. En color oscuro aparece la máxima extensión de la tecnología achelense. La frontera entre ambas se conoce como Linea Movius. Obra de José Manuel Benito Álvarez. [Public domain], via Wikimedia Commons.
Pero eso no es lo que ocurrió. ¿Quién en su sano juicio sigue utilizando teléfonos de baquelita teniendo a su alcance unos flamantes iPhone?
Homo ergaster y la Primera salida de África
Dicho esto, digamos que en este momento, hace 1,7 Ma aparecen signos de que el Homo ergaster empieza a salir del continente africano y comienza su expansión por Europa y Asia.
La cosa seguramente comenzó con un cambio climático. Este cambio pudo actuar en dos sentidos. En todo ecosistema siempre hay presión demográfica, de forma que cuando el clima general se suavizó, las especies pudieron realizar una expansión digamos natural. Se abren vías por las que hay agua y vegetación, los herbívoros las aprovechan, y detrás van los carnívoros depredadores.
Entre esos depredadores hay uno que es importante, el Megantheron withei, que es una especie de tigre dientes de sable similar al leopardo actual, pero más musculoso. Este animal suele encontrarse en yacimientos que fueron ecológicamente compatibles con los del género Homo.
Recreación de Megantereon, felino al que seguía el Homo ergaster como cleptocarroñero. Obra propia de Ghedoghedo [CC BY-SA 4.0]
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Y no acaba aquí la cosa, en estos mismos ecosistemas que habitaron los dientes de sable y los Homo ergaster, también vivió una especie de hiena gigante llamada Pachycrocuta brevirostris. Se trata de otro animal carroñero que seguía al tigre dientes de sable en sus migraciones en pos de los herbívoros gigantes.
Recreación de Pachycrocuta brevirostris, un pariente de las hienas que competía con el Homo ergaster por el mismo nicho ecológico. Obra propia de Mario Massone. [CC BY-SA 4.0]
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La marcha erguida nos permitió avanzar al ritmo de las manadas practicando el cleptoparasitismo, pero una variedad muy eficiente, eso sí, gracias al rápido despiece y transporte de la carne realizado con la ayuda de herramientas. Y claro, eso sólo lo podía hacer el Homo ergaster.
Y ¿hacia dónde se movieron las manadas? ¿Hacia qué lugares nos arrastraron los hervíboros en su deambular migratorio? En principio comenzaron a expandirse por el continente africano y el primero de los caminos que pudieron haber tomado transcurrió por el valle del río Nilo. De ahí es muy probable que alcanzasen la península arábiga y las costas de Asia Menor. Otra de las vías que pudo estar abierta en esa época discurre por el estrecho de Ormuz, lo que supone el cruce del Mar Rojo y el acceso a la península arábiga por el sur, por el actual Yemen.
En cualquier caso, hace 1,7 Ma, teníamos dos poblaciones de Homo ergaster. Una que siguió el camino de las hienas, y se marchó de África, y otra que se quedó en el continente en compañía de los habilis, los rudolfensis y nuestros primos lejanos los parántropos.
Sería esta población de ergaster, los que se quedaron en casa, la que inventaría 100.000 años después de la partida, o sea, hace 1,6 Ma, la tecnología achelense.
El caso es que la población de ergaster que emigró y que después sería sucedida por otras especies de Homo, tan sólo disponía de la tecnología olduvayense. De esta forma la técnica de los cantos tallados se extendería por el continente euro-asiático. Y cabe añadir, que se trató también de una tecnología exitosa, ya que muchas de las especies sucesoras nunca conocieron el achelense. A pesar de ello se logró una expansión sin precedentes.
Homo georgicus
En el año 1999, en la localidad de Dmanisi, un remoto lugar situado en la cordillera del Cáucaso, en la República de Georgia, aparecieron unos fósiles de una antigüedad que rondaba esos 1,7 Ma. Allá por el año 2002, se propuso la asignación de estos restos a una nueva especie del género Homo, el Homo georgicus.
Recreación forense de cráneo de Homo georgicus procedente de Dmanisi. Obra de Cicero Moraes, Luca Bezzi, Nicola Carrara y Telmo Pievani. [CC BY 4.0]
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Esta nueva especie tenía unas características curiosas. Se trataba de unos homininos emparentados con ergaster, pero que mostraban características menos evolucionadas que éstos, y que los situaban más cerca de los Homo habilis que de los propios ergaster.
Así, los ejemplares hallados tendrían una altura de alrededor de 1,5 m y una capacidad craneal situada entre los 700 y 800 cc. Y, de forma nada sorprendente, su cultura material asociada era el viejo olduvayense.
Reproducción de un cráneo de Homo georgicus expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de España, Madrid. Obra propia de Dorieo. [CC BY-SA 4.0]
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Al parecer, este Homo georgicus fue la adaptación local de los ergaster que abandonaron el Gran Valle del Rift a más de 5.000 km de distancia. Ya sabemos que el aislamiento geográfico es causa de aparición de nuevas especies. Por tanto, el hecho de ocupar un área con un ecosistema distinto puede iniciar, por sí mismo, el proceso de diferenciación en una especie.
Y, si recordamos el paradigma de evolución en mosaico, sabremos que rasgos modernos puedan convivir con arcaicos, si éstos se traducen en una mejor adaptación a determinado ecosistema. Esto será lo que ocurrirá con las siguientes especies de Homo que aparecerán a continuación. En particular con el Homo erectus.
Homo erectus
Coincidiendo en el tiempo con el Homo georgicus, de repente, en el registro fósil empiezan a aparecer evidencias de la nueva especie humana que acabo de nombrar, el Homo erectus. ¿Qué nuevas características nos trae debajo del brazo estos parientes recién aparecidos?
Recreación del rostro de una Homo erectus exhibida en la Sala del Origen de la Humanidad del Museo Smithsoniano de Historia Natural de Washington D.C. Estados Unidos de Norteamérica. Obra de John Gurche; Fotografía de Tim Evanson. [CC BY-SA 2.0]
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Pues en principio, no muchas. De hecho, la consideración como especie diferente del Homo ergaster no es, a día de hoy, algo plenamente aceptado. O por lo menos se hace con muchos matices.
Características del Homo erectus
Los primeros fósiles de Homo erectus aparecieron en 1981 en la Isla de Java. Como os podéis imaginar, en un primer momento se dijo que por fin había aparecido el eslabón perdido entre el hombre y el mono y que la humanidad había nacido en Asia, y de ahí había colonizado el resto de continentes, África incluido. De hecho se le bautizó como Pithecantropus erectus, “el mono que anda erguido”. ¡¡La humanidad era asiática!!
Vaya chasco se llevaron todos, al final, los hechos apuntaban hacia la historia que he estado contando, y no quedó más remedio que cambiar el nombre de pitecanthropus por el de Homo erectus. Se trataba, tan solo, de una adaptación al continente euro-asiático del Homo ergaster.
Aquí, las teorías científicas no son unánimes. Por un lado, algunos teóricos apuntan hacia una única macro especie ergaster-erectus que presentaría grandes variaciones debidas a adaptaciones locales.
Por mi parte, prefiero pensar que el Homo ergaster y el Homo erectus son especies diferentes aunque, eso sí, morfológicamente muy parecidas. Por ejemplo, el erectus tendría un volumen craneal mayor, de unos 1000 cc, y el hueso de la bóveda craneal más grueso.
Cráneo de Homo erectus exhibido en el Augsburg Naturmuseum, Alemania. Obra de Tiia Monto. [CC BY-SA 3.0]
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Herramientas del Homo erectus
¿Y qué es lo que los hará diferentes? Bueno, pues que en un primer momento, ergaster se quedará en África y erectus saldrá a colonizar Europa y Asia, pero llevando con ellos su vieja y fiable tecnología olduvayense…. Esa es la clave. El Homo erectus nunca dispondrá de tal avance tecnológico y, sin embargo, conseguirá realizar la primera expansión exitosa hasta Europa y Asia.
El Homo erectus ocupará las regiones de China y las islas de Java. Para ello realizara una gran hazaña.
Reconstrucción facial de un Homo erectus pekinensis. Obra de Cicero Moraes. [CC BY-SA 4.0]
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Homo floresiensis
En esa época, las lineas de costa eran diferentes de las actuales. Sin embargo, tanto la isla de Flores (en la actual Indonesia) como la isla de Luzón (en la actual Filipinas) estaban separadas de tierra firme por amplios brazo de mar.
Pues bien, se desconoce el cómo, pero el caso es que en ambas islas se han hallado fósiles de especies sucesoras de esos primeros Homo erectus que se las arreglaron para realizar la primera travesía marina documentada de la prehistoria.
Todo apunta a que quizás se tratase de un viaje accidental por el que algunos ejemplares de erectus pudieron colonizar ambas islas. Y, tras años de aislamiento geográfico, aparecieron nuevas especies.
Así, en 2004, fueron hallados en una cueva de la isla de Flores artefactos líticos y restos de homininos que han dado lugar al Homo floresiensis.
Cráneo de Homo floresiensis expuesto en el Museo de la evolución humana de Burgos, España. Por el tamaño sabemos que albergaba un cerebro pequeño. Obra propia de José Luis Filpo Cabana. [CC BY-SA 4.0]
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Esta nueva especie del género Homo es muy especial puesto que se trata de una adaptación extrema al ecosistema insular. Se trata de homininos de un escaso metro de altura y un volumen craneal de 380 cc, similar a un chimpancé.
A pesar del pequeño cerebro, el resto de características como proporciones corporales o forma del cráneo son humanas más allá de toda duda. Además, también hay fuertes indicios de que es una especie inteligente puesto que cazaba con armas de piedra, despiezaba cadáveres o, incluso, hizo uso del fuego.
Homo luzonensis
La otra isla, por supuesto, tuvo también su hallazgo fósil. En 2007 aparecieron en una cueva unos pocos dientes y unos pocos huesos de una mano que se han asignado a otra especie: el Homo luzonensis.
Homo floresiensis: el hobbit
Como curiosidad acerca del Homo floresiensis puedo contaros que los fósiles más antiguos hallados datan de unos 120.000 años de antigüedad, sin embargo, los más recientes son de hace tan solo 18.000 años. ¡Son contemporáneos a los Homo sapiens!
Fijaos cómo son las cosas, la relación entre la aparición del Homo sapiens y la extinción de numerosas especies. Pues bien, esta es otra de esas situaciones en las que un Homo sapiens pisa una isla y, por casualidad, se mueren al mismo tiempo todas las especies que no nos resultan útiles.
¡Pero no está todo perdido! El Homo floresiensis podría haber llegado hasta nosotros en forma de leyenda. Eso sí, no os esperéis a los bigfoot de la selva porque estos eran unos seres más bien pequeños. Tanto es así, que se les conoce popularmente como hobbits. Sí, sí, hobbits del Señor de los Anillos. Esto va en serio. En algunos círculos científicos a los floresiensis se les conoce con el nombre de hobbits.
Por otra parte, en el ámbito local, los pobladores de la Isla de Flores todavía conservan leyendas acerca de los Ebu Gogo, unos hombrecillos pequeños y peludos que vivían en cuevas y tenían su propio lenguaje. Quizás estos cuentos sean los únicos vestigios que nos quedan de los últimos ejemplares de Homo floresiensis que sobrevivieron a la prehistoria.
Homo antecessor
Los Homo erectus que llegaron al Viejo Continente se adaptaron, dando lugar a una nueva especie, el Homo antecessor. A esta especie pertenecen los fósiles más antiguos de Europa.
El Homo antecessor de Atapuerca
Los principales yacimientos están en España y de entre ellos destacan los de la Sierra de Atapuerca, en particular los de la Gran Dolina y los de la Sima del Elefante.
En efecto, en este último, en la Sima del Elefante, ha aparecido lo que a día de hoy son los fósiles humanos más antiguos de Europa y corresponden a un Homo antecessor de hace 1,2 Ma.
Reconstrucción de un Homo antecessor exhibida en el Museo de Prehistoria de Valencia, España. Obra propia de Dorieo. [CC BY-SA 4.0]
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La aparición de esta especie en el Viejo continente podría ser incluso un poco anterior, ya que en otros yacimientos españoles se han encontrado herramientas olduvayenses, de hace 1,5 Ma, junto con huesos de animales que tenían marcas de corte y huellas de dientes humanos y, atención, algunos podrían incluso haber sido quemados. De confirmarse esto último estaríamos ante la evidencia más antigua de uso de fuego en Europa.
Respecto de esto último tampoco hace falta echar las campanas al vuelo. Evidencias de uso de fuego de esa antigüedad también las hemos encontrado asociadas al Homo ergaster. Pero, ¡ojo! He dicho uso. La tecnología para su control y conservación no aparecerá hasta mucho después, hasta hace unos 0,8 Ma o sea, hasta hace 800.000 años y estará asociada a muchas especies humanas, entre ellas, antecessor.
Características del Homo antecessor
¿Cómo eran estos nuevos parientes nuestros? Pues digamos que eran unos erectus evolucionados. Su volumen craneal rondaba los 1000 cc y su altura media el metro setenta. Eran algo más anchos y robustos que nosotros.
Las diferencias entre hombres y mujeres no eran muy marcadas En lo que respecta al parto, se supone que sería más sencillo ya que la pelvis de las mujeres era en promedio más ancha.
Los niños también tenían unos periodos de desarrollo parecidos a los nuestros con sus infancia, niñez, juventud y adolescencia correspondientes. Todo esto lo sabemos porque los fósiles de la Gran Dolina pertenecieron a ejemplares en alguna de estas fases.
La esperanza de vida del antecessor se estima en unos 15 ó 20 años, siendo difícil superar la barrera de los 45 años. Las causas de la muerte son variables y se asocian al estilo de vida: partos, heridas infectadas y traumatismos. No queda claro si estos últimos se corresponden a accidentes o a violencia entre humanos.
Respecto al modo de vida, la Gran Dolina nos ofrece una ventana al pasado. Sabemos con certeza que se trataba de un campamento base, es decir, de un asentamiento de larga duración que muestra una ocupación continuada durante cientos de años.
Los huesos analizados, tanto los humanos como los animales, nos indican que alrededor de la cueva había un ecosistema de bosque abierto con praderas cercanas y también con fácil acceso al agua.
A partir de los restos de polen de plantas, deducimos un clima parecido al de hoy en día, y que se correspondería con un periodo interglaciar: un clima estacional frío en invierno y cálido y húmedo en verano.
Los datos también rompen con el estereotipo del cavernícola. Sabemos que utilizaban palillos de dientes para mantener la higiene dental y que usaban prendas confeccionadas con pieles para protegerse del frío.
La actividad del antecessor transcurrió principalmente fuera de la cueva, pero cerca de ella. A su alrededor habría un campamento con cabañas de madera y, probablemente, de pieles de animales.
La cavidad se utilizó como abrigo y, sobre todo, como lugar de consumo principalmente. Prueba de ello es que los huesos muestran signos de haber sufrido un transporte rápido a través de una distancia muy corta, con un periodo también corto de exposición al clima externo.
Herramientas del Homo antecessor
Respecto a la tecnología lítica que empleaban ya comenté que era del modo 1 u olduvayense pero un poco más evolucionada. Por supuesto, no hay presencia de bifaces o hachas de mano.
Tenemos constancia del método de fabricación porque han aparecido, desde los bloques de sílex amontonados con la intención de emplearlos como núcleos, hasta las lascas derivadas, pasando por los productos intermedios de deshecho. Estos instrumentos se emplearon después para cortar carne, preparar huesos, descortezar madera y raspar pieles de animales.
Alimentación del Homo antecessor
La investigadora Palmira Saladié, dejo un enlace en las notas del programa, nos presenta al Homo antecessor como una especie con un modo de vida cazador-recolector de animales pequeños, huevos y plantas comestibles de cualquier tipo. Presenta una sociedad compleja en la que había reparto de tareas. Los individuos tramarían estrategias de caza muy elaboradas y se organizarían en clanes de entre 15 y 40 miembros con jerarquía interna. El grupo mantendría contactos esporádicos con otros clanes para evitar la endogamia. Sin embargo, también podrían haber realizado ataques a otros grupos para defender el acceso a los recursos de su territorio o para ampliar éste a costa del de los vecinos.
El hecho más controvertido, quizás, es el tema del canibalismo. Por eso comentaba en broma al principio, lo de que antecessor estaba más cerca de los hooligan que de los aristócratas, aunque utilizase palillos de dientes.
Escultura de Homo antecessor situada frente al Museo de la Evolución Humana, en Burgos. Fotografía Raúl Hernández González. [CC BY-SA 2.0]
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Del análisis de las costillas de animales se han identificado unas marcas asociadas al consumo de su carne que, después, se han reproducido en restos humanos. Por eso estamos bastante seguros de que se trata de una de las primeras evidencias de canibalismo en toda la prehistoria humana.
Lo que todavía no está claro es si el consumo de carne humana se hizo por motivos alimenticios, de pura supervivencia en los momentos donde el clima era más duro. O si, por el contrario, el canibalismo se hizo por motivos culturales o derivados de enfrentamientos con grupos vecinos.
En este sentido, el blog de paleoantropología hoy descarta el hambre como causa del canibalismo debido a la abundancia de recursos de la zona. Pero bueno, como todo buen científico dice: “further research is needed”, que traducido significa: dame más pasta, que tengo la cuenta en números rojos.
En fin, pero como todo en la vida, tarde o temprano llega el final. Al Homo antecessor, este final le sobrevino hace unos 700.000 años, dejando al Viejo continente huérfano de sus primeros pobladores. De todas formas, antecessor fue una especie realmente exitosa ya que se pudo reproducir lo suficiente como para mantener el continente ocupado durante unos 800.000 años.
Significado de homo antecessor
En el caso del significado del nombre del Homo antecessor, se produjo una cierta polémica entre los académicos especializados en prehistoria y un filósofo español de cierta fama.
El caso es que el filósofo consideraba al Homo antecessor, con dos eses (porque es una palabra latina), como una especie antecesora, con una ese (significando que precede), de lo que serían los europeos. O sea, que el primitivo antecessor sería la antesala de la raza de europeos hispánicos que reconquistarían la península ibérica y de ahí asaltarían el resto del mundo espada y crucifijo en mano.
Sin embargo, el significado etimológico de antecessor debemos buscarlo, efectivamente en el latín. En las legiones romanas, los antecessor eran una tropa especializada que iba por delante del ejército haciendo labores de exploración.
Resumen de los homínidos del paleolítico inferior
Hace 1,7 Ma, el Homo ergaster sale de África persiguiendo a su fuente de proteínas, que está emigrando a través de la península arábiga. Al llegar al continente asiático tropieza con la cordillera del Cáucaso y se encuentra con una vía de expansión pero con dos sentidos. De Georgia a la derecha discurriendo en paralelo con las montañas llegará a La India, China y más allá. A lo largo del camino, ergaster se especiará en el Homo erectus. El punto de expansión máxima se produce en las islas de Flores y Luzón, representado con las especies floresiensis y luzonensis.
En el otro sentido, de Georgia a la izquierda, ergaster-erectus llegará a Europa, donde se especiará en el Homo antecessor, con dos eses. Así que, los que iban por delante -los exploradores-, siguiendo las vías migratorias de la fauna prehistórica, fueron los primeros en llegar a la vieja Europa. Y, en medio, en esa región caucásica que es Georgia, se nos quedará el Homo georgicus.
Esta gran oleada migratoria del erectus, es anterior a la invención del bifaz. Es decir que toda esta expansión se hizo con ayuda, tan solo, de la industria lítica más simple: la olduvayense.
La prehistoria empieza en África hace 2,6 Ma, allí conviven parántropos junto con las especies Homo rudolfensis y habilis. Hace 1,8 Ma aparece la especie del Homo ergaster, con lo cual, en ese momento, conviven en la región del Gran Valle, parántropos y Homos rudolfensis, habilis y ergaster. Notad que el tiempo va hacia atrás, hacia épocas recientes.
100.000 años después, o sea, hace 1,7 Ma, ergaster abandona el continente africano y se adentra en Asia. Ahora empieza la parte euro-asiática de la aventura, que enlaza con todo lo que he contado de los Homo erectus, georgicus, floresiensis, luzonensis y antecessor. Fijaos que toda esta expansión se hará con la tecnología olduvayense.
Esta primera oleada migratoria no es el fin de la historia. Todas estas especies euro-asiáticas no van a ser las protagonistas de la evolución humana a partir de ahora.
El Homo antecessor y todos las demás especies que hemos visto han quedado como lineas evolutivas laterales, condenadas a extinguirse… ¿Todas? Todas, no. Sólo una sobrevivió.
Un buen día, 100.000 años después, o sea, hace 1,6 Ma, el Homo ergaster que quedó en África inventó la tecnología achelense, lo que le dio una ventaja competitiva brutal con respecto del resto.
Más o menos en ese momento, decimos adiós a nuestros ancestros habilis y rudolfensis. El consenso científico coincide en que los ergaster, equipados con sus nuevas hachas de mano, explotaron con éxito todos los nichos ecológicos comunes causando la extinción de nuestros parientes africanos.
En apoyo de este punto de vista acude el hecho de que los parántropos, ancestros de los gorilas, se especializaron en el consumo de vegetales duros, por lo que no competían con los ergaster por la carne, por suerte para ellos.
Será el Homo ergaster africano, el inventor del modo tecnológico 2, el que protagonizará una segunda ola migratoria hacia el continente euroasiático, llevando consigo sus bifaces y sus hachas de mano. Estos sí que serán siguientes protagonistas de la evolución del ser humano.
Bibliografía y epílogo
Una fuente muy importante es, como siempre, la wikipedia. He ido poniendo los enlaces en cada apartado.
La segunda fuente es el libro Breve historia del Homo sapiens de Fernando Díez Martín.
Las redes sociales de Rodrigo Villalobos son:
Debo agradecer a Rodrigo que el enlace a una conferencia en inglés que iba sobre la influencia de las herramientas y de la cultura sobre la evolución de la especie.
La tercera fuente es un artículo de otro arqueólogo, Daniel García Raso. El artículo se llama Prehistoria y Primatología: estudio de la conducta instrumental en primates no humanos. Las publicaciones de Daniel García Raso se pueden consultar en este enlace a Dialnet.
Como siempre, otra de las referencias fundamentales el la del blog Paleoantropología hoy de Juan Manuel Fernández López.
Explicación de los memes
¿Quiénes son estos tres personajes? Charles Darwin, Raymond Dart y Charles Loring Brace. Todos ellos fueron científicos de reconocido prestigio, nada relacionados con la política, que jugaron un papel clave en el desarrollo del modelo lineal de la Teoría de la hominización. La bandera la puse para despistar. Obra realizada por Carlos Rodríguez-Flores Esparza. [CC BY-SA 4.0]
, via Wikimedia Commons.
Las imágenes originales son:
Fotografía de Charles Darwin tomada en 1868 por Julia Margaret Cameron. [Public domain], via Wikimedia Commons.
Fotografía de Raymond Dart (de pie) y Joseph Shellshear (sentado), tomada en 1921. Ambos fueron anatomistas y paleoantropólogos de la Universidad Witwatersrand de Johannesburg, Sudáfrica. Fotografía perteneciente a los Archivos de la Institución Smithsoniana. [Public domain], via Wikimedia Commons.
Fotografía de Charles Loring Brace a la edad de 29 años, tomada en 1894. [Public domain], via Wikimedia Commons.
Este es la otra imagen, la de los parecidos razonables:
Estos dos coleguitas, casi hermanos gemelos, están hechos todos unos revolucionarios. Kropotkin alentó la toma del Palacio de Invierno de los Zares durante la Revolución Rusa de 1917 e Ignatius Farray, digamos, revolucionó la escena cómica española. Obra realizada por Carlos Rodríguez-Flores Esparza. [CC BY-SA 4.0]
, via Wikimedia Commons.
La verdad es que existe un parecido razonable entre ellos, aunque uno fue un cómico español y el otro un teórico anarquista -de ahí la referencia a la toma del palacio de invierno de los Zares durante la Revolución de 1917-.
La fotografía de Kropotkin original es esta:
Fotografía del príncipe Piotr Alexeievich Kropotkin tomada cerca de 1900. Kropotkin fue uno de los principales teóricos anarquistas rusos. [Public domain], via Wikimedia Commons.
Ignatius Farray con un fan. Fotografía de Juan Jiménez Martínez. [CC BY 2.0]
, via Wikimedia Commons.
Créditos de las canciones de ¿Otro podcast de Historia? La música pertenece a Dan O’Connor:
- Sunspark para la intro.
- Forgive me great spirit para el fondo musical del episodio.
- Remember the stars versión piano para el fondo musical del episodio.
- Particles of salenia versión piano para el fondo musical del episodio.
- Undiscovered creature versión instrumental para el fondo del epílogo.
- Undiscovered creature para el epílogo.
- Autumn boy para la sintonía de fondo de la entrevista.
En el episodio dije que pondría un par de sintonías para ilustrar los ciclos de Milankovic. La primera es algo un poco cutre que hice yo mismo porque no encontré nada adecuado. Pero la segunda es una canción del inimitable grupo de Heavy metal valenciano “Gigatrón”.
Para finalizar, aquí tenéis una descripción de lo que es la partícula vocativa “ye”.
las formas de contactar conmigo son:
- Al sistema de comentarios del blog. Esta es la forma más segura de que vuestros mensajes me lleguen ya que los leo y contesto todos.
- También tenéis los comentarios de la página del podcast en iVoox. También los contesto todos.
- Correo electrónico: info [arroba] podcast-historia.com
- Mi usuario de Twitter es @crodriguezfl
- Y, por fin, aquí está a mi página de Facebook
Me ha necantado el post. Enhorabuena.
Es una pena que no haya mas comentarios pero es que las entradas son tan completas que dejan poco espacio para la opinión.
De todos modos supongo que cuando llegues a la historia y sobre todos a las organizaciones políticas y económicas la gente publicará mas comentarios.
Un saludo
Hola Raúl. Gracias por pasarte por aquí.
Todavía me falta un poco para llegar a la Historia, pero ese día hablaré también de economía y toso se llenará de comentarios furibundos, jeje.
Un saludo!!
Entonces, entonces, entonces… todo el podcast de 5 horas del paleolítico está aquí escrito???? Igual me va mejor leer. Carlos, yo lo intento. Felicidades otra vez!
Está casi todo aquí, Y además he puesto imágenes para que todo quede mejor.
Un saludo!!
Tremendófilo
Bienvenida a mi humilde hogar. Qué alegría tenerte por aquí. <3
Un placer leer sus cosas, maestro Crodries : D
Magnifico
Gracias!!