La Edad Antigua no empieza a la vez en todos los ámbitos geográficos. Mientras que algunos lugares todavía estaban en el neolítico, en otros territorios como Mesopotamia y Egipto aparecieron las primeras civilizaciones urbanas. La linea del tiempo se adentrará en el mundo griego, que impregnará las culturas de la península itálica desembocando por fin en el Imperio Romano.
Índice de contenido
El inicio de la Edad Antigua
Cuando pensamos en la Edad Antigua debemos tener presente que no es uniforme en todos los ámbitos geográficos, es decir, cada territorio estará influenciado por diferentes circunstancias. Mientras que algunos lugares aún presentan un marcado carácter neolítico, en otros territorios podemos observar los primeros indicios de civilizaciones urbanas. Concretamente en Mesopotamia, entre los ríos Éufrates y Tigris.
El Creciente Fértil es la región de Oriente Medio que estaba comprendida entre el Antiguo Egipto y Mespotamia. Mapa creado por Norman Einstein y adapatado para la versión española por Locutus Borg. [CC BY-SA 3.0]
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La creación de las primeras ciudades se debe a varios factores. Por un lado, se puede hablar del integracionismo, es decir, la mezcla de culturas, creencias y lenguas. Sin la coexistencia de estas diferentes culturas no podrían haber nacer, lo que conocemos en la actualidad como “las primeras civilizaciones urbanas”. Por otro lado, es destacable la aparición de la irrigación, que permite la suficiente obtención de excedentes para que comiencen a surgir estados; lo que desenlazará en la creación de rutas comerciales de una gran riqueza y que, a su vez, darán lugar a la formación de estados regionales. Todo ello gracias a que estas nuevas vías de intercambio proporcionarán el mismo nivel de riqueza que la producción agropecuaria.
En conclusión, esta serie de acontecimientos provocó un afán por conseguir nuevos terrenos para explotar. Dando lugar a una transformación de estas primitivas ciudades-estado hacía grandes estados de carácter territorial.
Próximo Oriente
Mesopotamia
Mesopotamia destaca por muchas particularidades que hicieron posible su creación y desarrollo. Existen diversas teorías sobre la procedencia de esta cultura. Aunque, como norma general, se piensa en ella como un territorio unificado, hay que tener en cuenta que se dividía en Sumeria al sur y Acadia al norte. Las principales características por las que Mesopotamia destaca es por ser partícipe de las primeras ciudades, la escritura, las instituciones iniciales y la religión estatalizada.
Uno de los acontecimientos por lo que se clasifica las civilizaciones en prehistórica, protohistóricas o históricas es la aparición de la escritura. Por ello, la implantación en la cultura mesopotámica de la comunicación escrita entre organismos oficiales, es por lo que podríamos considerar a esta civilización como una de las primeras en la historia de la humanidad. A su vez, es en Mesopotamia, y concretamente con los sumerios, donde surgen las primeras ciudades-estado como el núcleo que vertebra la historiografía de esta zona desde el tercer milenio.
Estos centros urbanos o ciudades-estado tienen una jerarquización territorial. Por un lado, la riqueza de la agricultura y sus excedentes permite la creación de grupos especializados ajenos a la producción de alimentos. Por otro lado, debe considerarse que la gran mayoría de la población productora de alimentos se encuentra en los alrededores de la ciudad y, por lo tanto, es posible esa jerarquización del territorio.
Debido a este fenómeno, es factible el surgimiento de una institución real, donde se regula toda la gestión de los recursos a partir de la división del trabajo en el territorio. A su vez surgen mecanismos que sirven para aglutinar, dar un sentido a las ciudades. Entre ellas destaca la realeza, como una institución recientemente creada, y la religión, centralizada para justificar la primera. Por lo tanto, surgen las primeras instituciones religiosas que, en Mesopotamia, estarán ligadas a la monarquía.
Hay que tener en cuenta que las rutas comerciales y los intercambios son uno de los puntos más importantes a destacar en la creación de ciudades-estado, dado a que es una de las maneras de obtener todos los recursos que son necesarios para el sostenimiento de la civilización. No se puede entender el desarrollo de Mesopotamia sin tal acontecimiento.
Los recursos económicos no eran exclusivos de la tributación de la agricultura, sino que eran estas rutas comerciales las que dejaban una gran cantidad de recursos a las ciudades-estado. Dicho de otra manera, una ciudad que se encontrará en una corriente comercial tenía “policías” o, mejor dicho, unos primitivos agente del orden al servicio de las instituciones al poder, que se encargaban de cobrar altos impuestos. Así, las ciudades que se encontraran en una ruta comercial presentaban una riqueza superior a las que no, por lo que pagaban unos impuestos mayores. En conclusión, estos intercambios mercantiles eran una de las principales fuentes de ingresos de este tipo de territorios y, a su vez, permitía una dominación de los territorios colindantes para conseguir más recursos, es decir, más impuestos.
Ciudades de Sumer en el periodo dinástico arcaico.
Mapa creado por Crates. [Dominio Público]
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Sumer-Akad-Babilonia-Asiria
Por un lado, una de las características de estas ciudades son su localización muy al interior. Por ejemplo, la zona sureste pertenece a Sumer (Shumer, Sumeria, Shinar). Cabe destacar que los sumerios tenían su propia lengua y escribían en tablillas de arcilla mediante cañas, con los que se iban realizando diferentes signos, es decir, el sumerio y la escritura cuneiforme. Esta última sirvió para escribir varias lenguas, entre ellas el sumerio o el acadio.
Cono de Urukagina, Rey de Lagash. Un ejemplo de escritura cuneiforme. Expuesto en el Museo del Louvre, en el Departamento de antigüedades orientales. [Dominio Público]
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La escritura cuneiforme se caracteriza, en primer lugar, por los pictogramas, es decir, un símbolo tiene como significado un concepto de una palabra concreta. Mediante la evolución de la forma de escribir se pudieron expresar ideas y conceptos más abstractos; comenzó la confluencia de signos para expresar estas nuevas ideas, es decir, evolución hacía una escritura ideográfica. Y, poco a poco, fue adquiriendo rasgos fonéticos.
Por otro lado, al norte de Sumer, las ciudades-estado tenían otro ámbito cultural, el acadio. Una de las principales peculiaridades de la cultura y la lengua acadia es que son semíticas, en contraposición a la sumeria. Esto quiere decir, que se fundieron aspectos culturales de ambas culturas, pero no al principio. Para comprender esto mejor, hay que entender que Mesopotamia estaba aislada -hasta cierto punto- por los Montes Zagros y el desierto, siendo estos mismos accidentes geográficos los que protegían esta civilización, con la peculiaridad además, de que los pueblos extranjeros en lugar de destruir la ciudad, acabarían por integrarse siempre.
Imperio Hitita
En el norte de la península anatólica se observará un conjunto de culturas dispares y pequeños estados, hasta que a mediados del segundo milenio emergerá un gran estado, el de los Hititas. Este estado tenderá a la expansión hacia el este, es decir, hacía las rutas comerciales entre Mesopotamia y el área Sirio-Palestina.
¿Para qué serviría esta piedra verde encontrada en Hattusas? Ni idea… ¡Ya sé! ¡Diremos que tenía uso ritual! Fotografía tomada por Blcksprt. [CC BY-SA 4.0]
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El pueblo Hitita es un pueblo indoeuropeo con capital en Hattusas. Tiene su origen a partir de las migraciones indoeuropeas, que crean estados en torno al 2000 a.C. Esta tendencia se acentúa en el 1200 a.C., a causa de una gran ola migratoria que cambia toda la faz de este territorio. Hay que tener en cuenta que esta cultura, en concreto, tiene una difícil adscripción pero, en lo referente a su lengua, se puede clasificar como indoeuropea. Esto quiere decir que no es semítica, bien porque proviene de centro-Europa o del área del Cáucaso. Por lo tanto, debemos entender, que tienen rasgos culturales diferentes a los mesopotámicos.
Área Sirio-Palestina
Al oeste se podrá observar otro ámbito cultura completamente distintos: el área Sirio-Palestina. Este territorio en concreto es una periferia cultural de toda el área mesopotámica, es decir, es casi una continuidad territorial con la peculiaridad de que los intercambios comerciales se darán desde el valle Eufrates hasta esta zona. A su vez, comparte un carácter semítico y su lengua estará vinculada con la acadia: su cultura y su religión son muy similares a la mesopotámica, llegando a tener deidades muy similares. Una de las peculiaridades principales de esta área es que nunca habrá un Estado unificador, por lo que será conquistado por los estados limítrofes a lo largo de su historia por no tener un gobierno fuerte.
Medos y Persas
Al nordeste de los montes Zagros, se encuentran los Pueblos Medos asentados desde comienzos de I milenio, al sur de estos encontrarán los persas. La cultura de esta zona es indoeuropea, lo que quiere decir, que probablemente su origen se deba a las poblaciones emigradas del norte o del oeste, al igual que en el caso de los hititas. Tras las Guerras Médicas, estas civilizaciones fundarán el Estado Persa.
Aunque al principio los persas serán vasallos de los medos, en el siglo VI a.C., ambos pueblos realizarán una alianza matrimonial que legitimará a Ciro II como gobernante de la mayor parte del Imperio Persa. Los persas acabarán con el estado neo-babilónico en el 539 a.C. y tomarán todo el territorio del creciente fértil.
Tumba de Ciro II El Grande en Pasargada, la antigua capital del Imperio Persa Aqueménida, que luego cambiaría a Persépolis. Es uno de los símbolos del actual Irán. Fotografía tomada por Diego Delso, delso.photo. [CC-BY-SA]
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Egipto
Egipto es uno de los territorios que durante toda la época antigua tiene conexiones de carácter comercial, cultural y diplomático con los estados del próximo oriente. Una de las características de la cultura egipcia es su aislamiento, que explica su continuidad cultural, política y religiosa a lo largo de toda su historia. El Nilo será el foco principal de las civilizaciones egipcias, dado que los habitantes se adaptarán a sus ciclos de crecidas y a su recorrido. El río definirá dos áreas, por un lado, el delta o bajo Egipto, que llegará desde la desembocadura en el mar Mediterráneo hasta Menfis, y el Alto Egipto, que se extenderá al sur. Existen otros accidentes geográficos que marcarán también el ritmo de vida pero, sin lugar a duda, el Oasis de Fayum es uno de los más destacables ya que, en el, es donde entran en contacto las caravanas nómadas con los egipcios con fines comerciales.
Mapa del Antiguo Egipto. En él aparecen el Alto y el Bajo Egipto a lo largo del río Nilo. Mapa realizado por [CC BY-SA 3.0]
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Al principio no existe un estado sino comunidades que empiezan a despegar a partir del IV Milenio. Existen los Nomos, que funcionan como unidades administrativas o provincias, es decir, tienen una ciudad principal y una serie de pequeñas aldeas alrededor. En la segunda mitad del IV milenio, los Nomos del norte y del sur empiezan a dominar otros territorios formándose los estados territoriales y, a la vez, el Bajo Egipto y el Alto Egipto. Serán dos áreas diferenciadas y que serán unificadas por los faraones pero separadas, nuevamente, cuando existan dificultades, lo que supondrá que Egipto nunca llegue a ser un estado totalmente unificado.
Por primera vez en una civilización nos encontraremos con testimonios escritos, que hablan de la unificación del Estado Egipcio y, además, se pueden observar las primeras evidencias textuales de los faraones. Heródoto nos hablará posteriormente de un primer monarca, que será Menes, aunque existe la posibilidad de que sea Narmer u otro. A su vez, podemos observar la piedra de Shabaka, que narra el mito religioso de Geb, el Dios de la tierra, que entrega el Alto Egipto a Set y el Bajo Egipto a Horus. Aunque, posteriormente, dará los dos territorios a Horus unificando de esta manera todo Egipto.
Aunque en un principio usan el jeroglífico, escritura que nunca abandonan y que acabará convirtiendo en una lengua ceremonial, muy pronto comenzarán a usar la hierática y, desde el siglo VIII a.C., la demótica. Esta última adaptada a una lengua evolucionada, el neoegipcio.
Correspondencia entre una inscripción jeroglífica con los textos griegos y demóticos de la Piedra Rosetta. Obra datada en 1849 y expuesta en el Museo Británico [Dominio Público]
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La historia de Egipto se dividirá en las dinastías tinitas, Imperio antiguo, medio, nuevo y baja época. Será en estos últimos periodos cuando los territorios estén unificados, pero entre imperio e imperio, existirán dificultades para mantener unido el territorio. El país, entonces, se dividirá, dando lugar a los períodos intermedios. El último faraón será Dario III Codomano y será vencido por Alejandro Magno, el cual será recibido como un héroe y nombrado faraón. Poco después comenzará a reinar la dinastía de los Ptomoleos o Lágidas, comenzado de esta manera la influencia helenística, cuya última representante será Cleopatra VII Thea. Tras la muerte de esta reina, Egipto pasará a ser provincia romana.
El Mundo Griego
Civilización micénica
El mundo micénico se forma en gran parte del Peloponeso, la Grecia continental y en la Península de la Argólida, donde se situarán las principales ciudades fortaleza. Estas eran el núcleo central de un territorio limitado que formaba una ciudad-estado independiente, por lo que no hay un estado unificado. Además, son civilizaciones emparentadas con los griegos, dado que la lengua micénica se puede considerar protogriega, teniendo como soporte de escritura el lineal B.
Ejemplo del sistema de escritura Lineal B. Se trata de una tablilla de barro escrita en griego micénico que se expone en el Museo de Arqueológico de Micenas. Fotografía de Luis Bartolomé Marcos [CC BY-SA 4.0]
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Los reinos micénicos empiezan a desaparecer en el siglo XIII a.C. debido a la inestabilidad económica. Debemos tener en cuenta que se trata de una sociedad de élites de guerreros, con una economía de exportación de armas y dirigida desde el palacio. En el momento que otras civilizaciones empiezan a crear sus propias armas, se comprometerá su economía.
¡No os lo vais a creer! Esta vasija funeraria micénica, ¡tiene finalidad ritual! Está expuesta en el Museo Nacional Arqueológico de Atenas. Fotografía de George E. Koronaios [Dominio Público CC0 1.0 Universal]
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Aunque en la literatura posterior, como la Ilíada y la Odísea, se cuente que pudieron haber existido problemas económicos, la arqueología nos habla de la destrucción de sus ciudades a partir de dificultades económicas o catástrofes naturales.
Grecia Pre-arcaica
La situación de Grecia en este momento está marcada por la violencia y el fin del mundo micénico. Esto último se traduce en la destrucción de las ciudades, despoblamiento de grandes zonas y las salidas de su población, lo que indica que el modelo de vida micénico está siendo atacado. Aunque hay zonas donde estas poblaciones permanece, ya no tenemos rastro de ella por la desaparición de los palacios, de sus construcciones y, como se ha dicho previamente, su modo de vida. Es decir, se han acomodado a otro modelo de vida más rural. Además, se da el colapso económico de la situación anterior, ya que desaparece el control de la talasocracia. Hasta que no se produzca la recuperación de la economía, Grecia no volverá a ascender y produciéndose una ruptura de la dinámica comercial.
Aunque en un primer lugar nos encontremos con una sociedad rural, basada en pequeñas comunidades agropecuarias y una falta de vida urbana, a mediados de la época pre-arcaica se tenderá a la creación de ciudades. Se puede observar la existencia de distintos grados de urbanismo, pequeñas comunidades agropecuarias que se irán uniendo y formando pequeños reinos que tendrán un monarca. También se produce una recuperación del comercio, con pequeños intercambios con las comunidades de alrededor pero, tan solo, cuando existan excedentes. Los productos griegos son exportados por los fenicios, por lo que los primeros contactos en la Península Ibérica con los productos griegos no vendrán de mano de éstos. A su vez, se produce el florecimiento de la cultura material y reaparece la escritura.
La Grecia Arcaica y la Magna Grecia
Al principio, el mundo griego se configuró en forma de pequeños estados, pero cuando los asentamientos griegos empezaron a colonizar el Mediterráneo mediante la fundación de colonias, las pequeñas ciudades griegas comenzaron a convertirse en polis, dando lugar a lo que se conoció como la Magna Grecia.
Las polis eran estados o entidades autónomas regidas por leyes y cultos. Eran ciudades aristocráticas, y la población que las conformaba eran personas libres, lo que implica que la población no privilegiada carecía de un verdadero poder. A su vez, estos movimientos de población, supusieron la aparición de pequeños estados como Esparta, Atenas y Tebas.
Tres muchachos espartanos practicando tiro con arco (1812). Óleo sobre lienzo de Christoffer W. Eckersberg. Pintura perteneciente a la Colección Hirschsprung. Fotografía de xgHpkPc2ByBUwg at Google Cultural Institute [Dominio Público]
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En estos momentos la tierra no era muy productiva por lo que, progresivamente, algunas ciudades se lanzaron al comercio. En particular, los Aristoi o estamento noble, invirtieron parte de su fortuna en la actividad comercial, importando productos como el grano, siempre necesario en Grecia, y exportando aceite, productos artesanales o de lujo.
Aunque siempre hubo ciudades como Atenas, dedicadas al comercio y al desarrollo naval, otras como Esparta se orientaron hacia la formación de una potencia militar terrestre donde, a pesar de los cambios en el resto de ciudades, no se observó una evolución política hacia la democracia. Pero el verdadero conflicto entre estas dos ciudades fue una consecuencia de las Guerras Médicas, donde los espartanos abandonaron en batalla a los atenienses. Esta rivalidad se manifestó en la Guerra del Peloponeso, que resultó con la disolución de la Confederación de Delos y la hegemonía de Esparta sobre el resto de polis griegas.
Las culturas itálicas
Etruscos
El pueblo etrusco era uno de los más importantes de la Península Itálica. Geográficamente hablando, se encontraba en la zona de Etruria, la actual Toscana. Estaba marcada por dos ríos, el Arno y el Tíber, así como por el mar Tirreno. Era una región muy influenciada por griegos y fenicios, de hecho adoptaron la escritura tomando el alfabeto de los griegos calcídicos. Hay que tener en cuenta que los griegos utilizaban ya el alfabeto que, a su vez, copiaron de los fenicios. Los etruscos incorporaron este alfabeto, creando una gran cantidad de textos cortos, normalmente funerarios o votivos que no están totalmente traducidos.
Mapa de la extensión de la civilización etrusca. Incluye las doce ciudades de la Liga Etrusca junto con otras fundadas por ellos. Mapa de Norman Einstein basado en otro procedente del «The National Geographic Magazine Vol.173 No.6 June 1988». [CC BY-SA 3.0]
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A pesar del gran número de escritos etruscos que se han hallado, hay pocas referencias en las fuentes romanas, aunque la arqueología nos permite hablar de una civilización con una cultura material muy rica. Por un lado, hay un texto de Heródoto que afirma que, después de una carestía en Anatolia, un grupo abandonó la zona y se fue a Italia, adoptando el nombre del tirreno. Según Helánico de Lesbos, los tirrenos eran pelasgos, un misterioso pueblo del Egeo que, tras mucho vagar, llegaron a Italia y colonizaron el país ahora Tirrenia. Por otro lado, Anticlides opinaba que los pelasgos, después de colonizar Lemnos e Imbros, dos islas del Egeo, se unieron a la expedición de Tirreno hacia Italia. Por último, Dionisio de Halicarnaso, no aceptaba el origen oriental y comentaba que los etruscos fueron un pueblo autóctono, pues ni su lengua ni sus costumbres tienen paralelos entre lidios o pelasgos; su nombre no era tirrenos, sino Rasenn, como ellos mismos se denominaban. Ciertos historiadores defienden que los etruscos son autóctonos, que descenderían de las poblaciones neolíticas instaladas allí previamente, con un sustrato lingüístico anterior al indoeuropeo y afín a las lenguas del Egeo prehelenístico. Torelli, sin embargo, afirmaba que el concepto de migración y de invasión debe replantearse en términos más próximos a la realidad histórica, es decir, no es correcto hablar de la llegada de los etruscos, ya que la creación de esta civilización es un producto de vicisitudes históricas desarrolladas en Italia. Sería mejor hablar de la lenta formación de una cultura. En definitiva, el origen de este pueblo, en la actualidad, sigue suscitando ciertas preguntas que aún quedan por resolver.
Su desarrollo fue posible debido a las intensas relaciones comerciales con los griegos y fenicios. Gracias a esto, los poblados de la zona entraron en decadencia o desaparecieron del todo. De esta manera, fue posible delimitar los contornos de las ciudades etruscas. Esto significa que nos encontramos ante un periodo orientalizante. Esto resulta incomprensible sin la cultura de Creta y de Corinto y sin la contribución de la artesanía euboica, cicládica, greco-oriental y colonial.
Tal tendencia se acentuó con la aparición de una aristocracia primitiva y su gusto por lo exótico, influyendo en la presencia de mercaderes y artesanos extranjeros, en sus pequeñas cortes. Un claro ejemplo fue la institución del sympósion, banquetes donde los aristócratas se reunían para contar hazañas, adoptado por la aristocracia etrusca donde se utilizaban elementos como vasos griegos importados o imitaciones de los mismos.
Crátera Aristonothos (s. VII a.e.C) proveniente de la ciudad etrusca de Caere. Se empleaba para mezclar el vino en los Sympósion o banquetes de la Edad Antigua. La decoración representa el abordaje de un buque de guerra a otro mercante. Fotografía de Rabax63 [CC BY-SA 4.0]
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Esta influencia orientalizante también puede observarse en las nuevas tecnologías y, más en detalle, en la táctica militar propia de los hoplites griegos. Los combates ya no son únicamente propios de los señores, si no que se adoptó el gusto por combates masivos donde se organizaban ejércitos en falanges. En otras palabras, la época de combates singulares de los líderes ha acabado.
A su vez, se observó un cambio en la agricultura, había un interés por el cultivo del olivo y el vino, debido a que son bienes que se consumen principalmente por la aristocracia. Además, hubo un cambio importante en cuanto a las construcciones. Se deja de lado la antigua cabaña que fue sustituida por una casa con cimientos de piedra, planta rectangular, paredes de ladrillo crudo, techo de tejas y, a veces, con decoración arquitectónica de terracota. Aparecieron así verdaderos palacios, que perderán importancia a medida que aumente la importancia de la ciudad y los grupos locales. También apareció la tumba de cámara, excavada en la roca, siendo en el sepulcro típico de la aristocracia, quedando las tumbas de fosa y de pozo para las clases inferiores o subalternas. En estas tumbas, cuya construcción requería un gran trabajo, aparecen ajuares muy ricos, que sirve para que el líder exhibiera su poder.
En resumen, la cultura etrusca tuvo unos inicios ciertamente dudosos, que aún están por determinar. Por ello, hay que entender que el desarrollo de esta civilización en concreto es imposible sin la gran cantidad de influencias foráneas que tiene. Pasó de ser una civilización que se articulaba en pequeños núcleos de cabañas en lugares elevados hasta la creación de palacios y ciudades.
Samnitas
El pueblo que ocupó el territorio Safinim, en latín Samnium, era originario, según la tradición más acreditada, de la Sabina, y su emigración se realizó según los rituales del Sacrum o primavera sagrada. Esto es, un sistema ritual que servía para disminuir la presión demográfica de un territorio y colonizar otro. A su vez, Estrabón, consideraba que se les unieron colonos laconios.
Esta región se encontraba en la Italia central, al este de Roma y el Lacio. El Samnio, concretamente, era el altiplano interior en el centro de la Italia meridional, delimitado al norte por el río Sagrus y las tierras de los marsos y pelignos, al sur por el Fufidus y los lucanos, al este por el Tavoliere de Puglia y las tierras de los frentanos. Al oeste, por la llanura campana y los auruncos, latinos y sidincinos. Era un área de alta montaña calcárea que, en realidad, era un abigarrado conjunto de montañas de orientación diversa que obstaculizaba los pasos, aislando a sus gentes. Además, se puede hablar de un clima duro con largos y fríos inviernos, abundantes nevadas y cortos pero cálidos veranos.
Mapa de los pueblos itálicos alrededor del año 400 a.e.C. Obra original de Decan [CC BY-SA 4.0]
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Por un lado, el pueblo samnita, propiamente dicho, estaba formado por la unión de 4 comunidades, Pentri, Carracini, Caudini e Irpini. La comunidad samnita más importante era la de los Pentri, situados en el centro del Samnio. En el siglo V a.C., quizás con el nacimiento de la Liga Samnita, se unieron otros pueblos como los Frentani y los Marrucini. Cada comunidad tenía su centro sagrado, que ejercía también de centro administrativo, pero no de capital. Por otro lado, los samnitas eran una sociedad rural caracterizada, en parte, por las condiciones climatológicas de la región en la que se encontraban asentados.
Aunque que no existen casi textos clásicos sobre estas civilizaciones, basándose en las pocas fuentes arqueológicas disponibles, se puede concluir que algunos de sus asentamientos no eran más que aglomeraciones de cabañas de pastores usadas como residencias estacionales, ya que practicaban la transhumancia desde época prehistórica. Las guerras contra Roma y la desaparición del Estado federal del Samnio, inició el predominio de la iniciativa individual sobre la colectiva y, después de la conquista romana, tuvieron que adecuarse al nuevo estado social para sobrevivir.
Los primeros pobladores samnitas vivían en unidades familiares. Al alcanzar la edad adulta, en torno a los 20 años, eran obligados a abandonar la comunidad de origen y dirigirse a la búsqueda de un nuevo territorio donde establecerse, bajo el mando de un jefe o dux. Para ello, se seguía el recorrido de un animal consagrado a la divinidad, normalmente Mamerte (Marte/Ares) que, así, se convertía en intermediario de la voluntad divina. La comunidad recién constituida, portaría el nombre de dicho animal.
Escultura de Marte realizada por Yves Collet (1761-1843). Se expone actualmente en el Castillo de Brest. Fotografía de Ggal [CC BY-SA 4.0]
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Además de la fundación de nuevos asentamientos, cuando el crecimiento demográfico superaba el nicho ecológico, las tensiones se superaban con razias sobre sus vecinos del lacio más llano y fértil, o la conquista de territorios vecinos. A su vez, la ideología política samnita se basaba en la igualdad de derechos, el respeto a las leyes, el respeto a la familia y los ancianos, y el buen gobierno del territorio.
En cuanto a la administración, no estaban organizados en gobiernos municipales o ciudades-estado, sino que vivían diseminados por el territorio. En consecuencia, no tenían un centro urbano que ejerciese de capital, como Roma para los romanos. Hubo, sin embargo, algunas excepciones con alguna Pseudociudad-Estado en la vertiente tirrena.
Su unidad política y administrativa era el Touto, término osco que define una comunidad similar al Populus romano. Cada Touto, con su consejo y asamblea, formaba una república, sin reino, ni monarquía. Se trataba, por tanto, de un estado también democrático dotado de gobierno federal y adaptado a su forma de hábitat disperso. En resumen, la republica sería un Touto, que englobaría a un Pagus o distrito territorial, dentro del cual habrían Vicus y Oppida.
Lucanos
Los lucanos habitaban al sur del Samnio, constreñidos al norte por los samnitas, al este y oeste por ciudades griegas. Estrabón y Plinio, los consideraba colonos de los samnitas, de cuyo tronco común se habrían desvinculado de ellos y desplazado hacia el sur. A su vez, la documentación lingüística y arqueológica confirma que los lucanos formaban parte de los pueblos osco-sabélicos.
Mefitis o Mefite era una deidad de los Samnitas. Esta pieza está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de la Basilicata (palazzo Loffredo). Fotografía de Redshift87 [Dominio Público]
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Tenían características similares a los samnitas: hablaban la misma lengua osca y tenían la misma religión, con un importante santuario dedicado a Mefite en Rossano di Vaglio, cerca de Potenza. Pero, las relaciones con sus parientes samnitas no siempre fueron buenas, en gran parte por los problemas territoriales y económicos. A pesar de estar estrechamente vinculados con los samnitas, sus principales influencias provenían de la cultura griega. Son Eran grandes guerreros, especialmente en la caballería. Además, estaban socialmente organizados según un modelo de democracia militar, es decir, formado por una aristocracia de iguales, que en periodo de guerras elegía a un Basileus.
Colonias griegas
El término Colonizar se define como la acción mediante la cual una parte de la población se desplazaba a otro territorio. El problema en las colonias griegas derivaba de un desequilibrio en el ecosistema social y una mala distribución de la propiedad. Es decir, una parte muy reducida de la población, la aristocracia, acaparaba los medios de producción obligando al resto de los habitantes a emigrar.
Para elegir el lugar donde fundar la nueva colonia, se escogía una región fértil, con una buena posición defensiva y, a ser posible, protegida por un fondeadero adecuado. Ocasionalmente, debían imponerse militarmente a los indígenas. La ciudad se organizaba en torno al hogar, en el que ardía el fuego sagrado traído desde los altares de la metrópoli y, junto al cual, se enterraba un puñado de tierra de la patria.
Pero, ¿qué significaba fundar una colonia? ¿Qué suponía? Por un lado, significaba establecer intercambios comerciales con los pueblos bárbaros. Por otro lado, los miembros secundarios de las aristocracias buscaban mejorar su posición personal en otras tierras. A su vez, hay que entender las tensiones sociales y la causa política como una de las principales causas para la emigración. En consecuencia, los vencidos en las luchas políticas debían buscar nuevos territorios donde establecerse. A veces, incluso, las leyes injustas eran causa de estos movimientos poblacionales. Por ejemplo, para Platón, uno de los motivos de las colonizaciones es la conquista extranjera.
Existen dos periodos importantes en el proceso de colonización:
- Apoikía
- Emporia
Ampurias o Emporion fue un asentamiento comercial construido por los griegos. En muelles como este de la Playa de San Martín los barcos mercantes atracaban para desembarcar sus mercancías. Fotografía de CésarOP [CC BY-SA 3.0]
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Apoikía
Primer periodo (775–675 a.C.) o Apoikía. Las primeras colonias griegas eran principalmente agrícolas y existía la necesidad de buscar más alimento. En este caso, no se pensaba en lugares idóneos para el comercio, sino en tierras fértiles donde se pudiesen cultivar especies similares a las que estaban acostumbrados. Es por ello que las ciudades no se establecían en la costa, sino en el interior del país, con el fin de englobar la mayor cantidad de tierra fértil posible. Es decir, se trataba de una colonización espontánea, de tipo agrario, y su implantación se hacía por la fuerza, en un medio indígena hostil. En este caso, y las relaciones con la metrópoli eran limitadas.
Emporia
El segundo período (675–550 a.C.), también llamado Emporia, es diferente. Continuaban con colonizaciones agrícolas pero se priorizaron las búsquedas de materias primas y de rutas comerciales. La causa de esta segunda fase debemos buscarla en que en las metópolis griegas faltaban víveres por el crecimiento de las ciudades. Además, el desarrollo de la industria necesitaba exportar las de la exportación de sus manufacturas.
Las ciudades que ahora nacían eran sucursales, mercados o Emporia, ya que los colonos no eran exclusivamente campesinos. Mantenían lazos más estrechos con sus metrópolis, porque muchos surgieron por y para la metrópolis De hecho, su interés era la creación de una cadena de establecimientos comerciales a lo largo de las costas del mediterráneo, para asegurar las rutas comerciales.
Roma
La monarquía romana
En un primer momento, Roma surgió sobre un grupo de Colinas orientadas hacia el Tíber, justo donde un profundo meandro en el río creaba un puerto natural para las naves. Aquí se cruzaban dos vías estratégicas de la Italia central. Donde el río era vadeable, ponía en contacto la Etruria con el Lacio y la Campania. Este paso Norte-Sur, servía como una ruta comercial y de comunicación perfecta. A su vez, existía otra vía que conectaba el mar y la montaña. Esta confluencia de caminos haría que esta pequeña localidad se convirtiera en una potencia hegemónica en el Lacio.
En lo referente a su origen, disponemos de fuentes literarias y arqueológicas. Por un lado, encontramos a Marco Terencio Varrón, que sitúa la fundación de la ciudad en torno al 753 a.C. Por otro lado, las leyendas se remontan mucho más allá de esta fecha. A su vez, las fuentes arqueológicas y literarias, vinculan la llegada de Eneas, el troyano, al Lacio, leyenda ya conocida en el siglo VI aC.
Pero, sin lugar a dudas, el mito más conocido es el de los hermanos Rómulo y Remo, que fueron amamantados por la loba Luperca. En éste se narra el conflicto entre ambos hermanos, que desembocó en un enfrentamiento mortal en el que Remo muere. Rómulo estableció el nombre de la ciudad, Roma, en honor a su hermano. Fundó la ciudad en el Monte Palatino mediante el ritual etrusco, con 3.000 infantes y 300 jinetes y, tras los augurios favorables emitidos por los oráculos, se convirtió en el primer rey de Roma.
Rómulo y Remo amamantados por Luperca, la loba capitolina. Obra expuesta en la Maison de la Louve, Bruselas. Fotografía de EmDee [CC BY-SA 4.0]
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En contraposición a estas leyendas, la fundación histórica de la ciudad se enmarca en el ámbito de la cultura de la Edad del Hierro del Lacio, bien conocida por la necrópolis de Roma, en el Foro, el Esquilino, en el Quirinal y en los Montes Albanos. Esto nos da información de una civilización típica de un ambiente marginal.
En cuanto a las fuentes iconográficas disponemos de un denario del 47–46 a.C., que representa a la cabeza de Venus en el anverso y a Eneas portando a Anquises a sus espaldas huyendo de Troya con el Paladio en la mano derecha, en el reverso. Asimismo, tenemos una terracota de Eneas y Anquises del siglo VI a.C., hallada en Veyes, representando la misma escena narrada en la moneda.
Los dispares orígenes míticos de Roma tienen una base política que se fundamenta en el prestigio cultural de Lavinium. En efecto, en esta ciudad del Lacio existía el santuario federal de los latinos, que competía con el de Júpiter Lacial de Alba Longa. Después de la victoria de los romanos, estos quisieron reconstruir con un vínculo sagrado la unidad de los pueblos latinos y romanos, pero con la supremacía de estos últimos. Así que, se atribuyó a Lavinium esta función. Según Varrón: “La ciudad de estirpe romana que fue fundada la primera en el Lacio es Lavinium: aquí están en efecto nuestros Penates”. Más tarde, el mito de los orígenes troyanos fue utilizado como instrumento de propaganda política, integrándose así en la koiné griega, presentándose a los pueblos de Asia Menor como descendientes de los troyanos.
Debemos tener en cuenta que las ligas de ciudades latinas tenían un contenido religioso-político muy alto, residuo de una organización federal antigua basada en el parentesco común, pero que entró en crisis en la fase de urbanización del Lacio. De toda esta organización política anterior queda el aglutinante religioso: el culto al Iuppiter Latiares en Alba Longa y, después de su destrucción, el santuario de Venus en Lavinium y los de Diana en Roma, Aventino, y Aricia. Esta liga elegía el magistrado ejecutivo anual, el Dictator latinus, y su Concilium discutía y tomaba acuerdos sobre los problemas comunes.
Desde el punto de vista arqueológico, lo que podemos ver en el registro material es la aparición de la ciudad-estado de Roma: la documentación demuestra una transformación estructural del hábitat. Se pavimentó la zona del foro, creándose un amplio espacio público que era el lugar de reunión de las asambleas. Así nació el Comitium. En este, se estableció el culto a Vesta y se construyó la primera Regia, otro de los elementos fundamentales del organismo cívico en el que se convertiría Roma. En esta época, las cabañas se transformaron en casas con habitaciones, cubiertas de tejas.
Cuando se habla de la monarquía romana siempre se suele comenzar con el gobierno de Rómulo (753–714 a.C.). En esta organización política, el papel principal lo tenía el rey, con poderes absolutos. Era el jefe del ejército, con plenos poderes militares, judiciales, políticos y religiosos, siendo el jefe de la jerarquía sacerdotal. Habitaba con la Regina sacrorum en el Foro, junto al templo de Vesta, en el palacio real o Regia. La realeza no era hereditaria, sino que el rey era elegido entre un grupo de senadores. El candidato siempre pertenecía a las familias ricas, en las que las relaciones sociales eran importantes. Aunque la elección teóricamente recaía en el pueblo, en la práctica siempre la tomó el Senado.
La República
En el 509 a.C., Roma selló su primer tratado de alianza, justo en el momento que acaban de expulsar la monarquía etrusca, y firmó su tratado con Cartago. A partir de ahora la organización política cambió: anualmente se elegirían dos magistrados en asamblea popular. La institución monárquica no desapareció totalmente, ya que los poderes religiosos quedaron en el Rex sacrorum.
El Senado, existente desde época monárquica, siguió funcionado en época republicana como una especie de consejo de los magistrados superiores, para orientar y facilitar sus decisiones. Jurídicamente, apenas tenía relaciones con la asamblea del pueblo. Los requisitos indispensables para pertenecer al senado eran ser ciudadano romano, vivir en Roma, haber nacido libre o ser nieto de liberto, poseer cierta riqueza y haber desempeñado alguna magistratura. En cuanto a sus competencias, el Senado era el consejo de magistrados superiores, tenía competencia sobre todos los asuntos de la ciudad, mantuvo las relaciones exteriores con embajadas extranjeras, ratificó las leges e intervino en la guerra, entre otras.
El Alto Imperio
En el año 27 a.C. Augusto fue nombrado Emperador por el Senado. Esto pretendía ser una regulación de la actividad política, un reconocimiento de las nuevas realidades, y un punto de partida para lo que Augusto tiene en mente sobre cómo organizar el Estado.
El nuevo gobierno creó órganos específicos para la administración de Roma, Italia y las provincias, con personal cualificado del orden senatorial y el ecuestre. Se trataba de instituciones de carácter administrativo, con una burocracia bien estructurada y jerarquizada, y con posibilidades de promoción personal. El efecto de estas reformas fue la centralización del poder en manos del Princeps.
Por un lado, el perfil del funcionario imperial era distinto al del magistrado republicano. Su nombramiento y revocación dependían de la voluntad del emperador, no de reglas fijas establecidas, como en la República. Por otro lado, el Consilium principis era el estrecho círculo de allegados, al que Augusto pedía opinión. Además, existía una Comisión Senatorial, encargada de preparar las sesiones plenarias de la Cámara, que hacía llegar al Senado los deseos del emperador.
La Crisis del Siglo III y el Bajo Imperio
La causa fundamental de la crisis del siglo III es las invasiones que sufrió el Imperio. En Oriente, los persas presentarán una actitud expansionista. En el límite occidental, los godos y otros pueblos germánicos asaltarán de forma continua y simultánea las fronteras. La situación se complicaba más debido a que las arcas del Estado estaban agotadas. El emperador Pértinax consideró prioritario restaurar las finanzas públicas pero, al someter a los pretorianos a una mayor disciplina, éstos lo asesinaron.
El medio siglo que se extiende entre la muerte de Severo Alejandro y la subida al poder de Diocleciano, se caracteriza por la acumulación de problemas: las tremendas presiones en las fronteras, la falta de una autoridad central y una grave crisis local y económica. Por ello se conoce este período como la Anarquía militar, en el que se suceden una veintena de emperadores legítimos y más de medio centenar de usurpadores.
Posible estatua de Pertinax, Emperador del Bajo Imperio Romano durante escasos 86 días. Esta obra se encontró en las excavaciones del Castra de Apulum situado en la ciudad rumana de Alba Iulia, en la antigua provincia romana de Dacia. Fotografía de Codrin.B [CC BY-SA 3.0]
, via Wikimedia Commons.
El régimen político del Bajo Imperio puso fin a la anarquía. Se trataba de una monarquía absoluta, por derecho divino, que se consolidó en el reinado de Diocleciano.
La teoría tradicional, según la cual Diocleciano señala el paso a esta nueva forma de gobierno, ya no es aceptada. Cómodo y Aureliano ya se habían hecho llamar Deus et dominus antes que él. No obstante, fue este último quien fragmentó las provincias, aumentando hasta un total de cien. De ese modo, Italia pasó a ser considerada como una provincia más.
La caída del Imperio Romano
No, sería a la muerte de Teodosio I, en el año 395 d.C., cuando se dividiría definitivamente el Imperio entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio. La caída formal del Imperio Romano de Occidente, a manos del caudillo bárbaro Odoacro, se produjo en el año 476 d.C., estando el trono Rómulo Augústulo.
Representación de Constantino IX Paleólogo, el último verdadero emperador de los romanos. Representación de mediados del s. XIX publicada en el nº 238 de la revista «Historica». Autor: desconocido. [Dominio Público]
, via Wikimedia Commons.
Sin embargo, Bizancio, el Imperio Romano de Oriente, perduraría por un milenio más, hasta 1453 d.C. En ese año, el Sultán turco Mehmed II asaltó las murallas de Constantinopla. Algunas fuentes históricas contemporáneas coinciden en que Constantino XI Paleólogo cayó mientras defendía con valentía una de las puertas de la ciudad. Así perdió la vida el último emperador romano.
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